Postal a los jóvenes

Quien me recibe, lo recibo

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

'El que recibe a mi enviado, me recibe a mí' (Jn 13,20)

Al amor gratuito de Jesús al lavar los pies, algunos responden con la entrega incondicional de sus vidas al servicio del Evangelio. Esos son los enviados de Jesús Trata con cariño y agradecimiento a las personas de tu comunidad cristiana que tienen una tarea especial al servicio de todos.

QUIEN RECIBA AL QUE ENVÍA, ME RECIBE A MI

1) SERVICIO:
El evangelio de hoy esta precedido por el relato del «lavatorio de los pies», donde Jesús no sólo da testimonio de servicio, sino que insta a sus discípulos a asumir con generosidad el verdadero sentido de servir y compartir con los destinatarios del mensaje. Jesús continúa su enseñanza a partir de un típico proverbio de la época: «No es el siervo más que su señor, ni el enviado más que el que lo envía». El mensaje es claro: quien sigue a Jesús no puede darse ínfulas de ser superior o estar por encima de los demás; por el contrario, debe ser el servidor pronto y humilde.

2) SOMOS CONSCIENTES:
Somos conscientes de que, si bien estas enseñanzas se leen y se dicen fácilmente, resultan difíciles al momento de ponerlas en práctica. ¿Qué hacer para que el servicio, la humildad, la generosidad, la ternura, les ganen la partida al orgullo, la prepotencia, el egoísmo, la humillación, la traición…? Jesús llama «felices» o «bienaventurados» a quienes logran ganar, y judas a los que persisten en perder. El texto termina con una expresión (v.20) que asegura la continuidad de un proyecto que Dios ha puesto en manos de Jesús y que ahora él pone en manos de sus discípulos. ¿Estamos nosotros dispuestos a continuarlo?

3) ORACIÓN:
Recibo al vecino, y te recibo a Ti. Recibo a la familia, y te recibo a Ti. Recibo al que camina por la calle, y te recibo a Ti. Detengo mi mirada en el pobre, y te veo a Ti. Amén.