Postal a los jóvenes

Devenir puro

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

"Escuchadme, Levitas ! Ahora santificaos, santificad la casa de Dios, el Dios de vuestros padres, y poned lo que es impuro fuera del santuario. Pues nuestros padres pecaron, hicieron lo que está mal a los ojos de Dios, lo abandonaron, le han vuelto sus miradas del tabernáculo de Dios y le han vuelto la espada." 2 Crónicas 29,5-6

Sabiendo que su padre, Acaz, había cerrado las puertas del templo (2 Crónicas 29,3) una de las primeras acciones que emprendió Ezequías, después de haber accedido al trono, fue abrirlas. Abrir las puertas significaba que acogía la presencia de Dios y que cada cual tenía que observar las exigencias de la le ley.

Ezequías reunió a los sacrificadores y a los Levitas y les encargó que examinaran su vida a la luz de la Palabra de Dios. Debía purificarse y librarse del pecado. También se les encargó de la purificación del templo. Para que Dios pudiera residir en él, debía retirar todo lo que era impuro, manchado o inmoral o que tenía un mal olor de idolatría.

La misma cosa se aplica a todos los creyentes. Poco importa desde cuándo somos cristianos, o lo que hemos podido cumplir para con Dios, la Biblia dice que todos hemos pecado y hemos sido privados de la gloria de Dios (Romanos 3,23). Debemos examinar nuestra vida, purificar nuestro corazón y nuestra mentalidad, y abandonar los hábitos, las acciones y pensamientos, así como las relaciones que nos han polucionado.

Ahora, confesad vuestro pecados y buscad purificados de vuestros pecados. Las puertas de Dios son abiertas ante vuestros ojos y os invita a entrar. Aseguraos tener el corazón y el espíritu puros y abandonad todo lo que ha manchado vuestra vida para que podáis entrar y estar en comunión con él.


Una oración para hoy

Padre, sondea mi corazón y mi espíritu ahora. Yo te confieso mis pecados. Gracias por tu perdón. Ayúdame a ser puro ante tus ojos. En el nombre de Jesús, amén.