Postal a los jóvenes

Armado para la victoria

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

"O qué rey, si va a hacer la guerra a otro rey, ¿no se sienta para ver si puede con 10.000 hombres ir al encuentro del que viene a atacarlo con 20.000?" Luc 14,31

Al meditar en la razón por la cual el ejército japonés fue derrotado en la Segunda Guerra Mundial, Douglas MacArthur consideró el papel representado por el general George Kenney. Después de haber tomado al comendante de las unidades aéreas americanas en Australia, Kenney, Kenney "efectuó personalmente un inventario avión por avión, de las fuerzas que estaban disponibles". MacArthur observó que Kenney pudo "mantener sus aviones en el aire" resolviendo el problema del mantenimiento de los aviones e en el frente".

MacArthur constató que al contrario, "les Japoneses nunca fueron capaces de resolver el problema". Después de la guerra, "inspeccionó cerca de 8.000 aviones japoneses encontrados en los aeródromos del archipiélago japonés". Se extraño al descubrir que "la mayoría de los aviones estaban entre 95 y 98% completos" ; no había podido volar porque algunas piezas menores no estaban disponibles". No habían mantenido sus aviones de modo apropiado. El resultado fue que no pudieron “atravesar esta línea, que marca la frontera delgada entre la victoria aérea y la derrota".

De igual modo, victorias y derrotas en la guerra espiritual pueden depender de los recursos de los que disponemos para vencer, y del buen mantenimiento de nuestra vida espiritual. Muchos parten a la guerra sin los recursos necesarios para la victoria. No han contado el coste. No están listos para la batalla.

Hoy, acuérdate de que tu enemigo es como un león rugiente que busca a quién devorar (1 Pedro 5,8). Asegúrate de estar espiritualmente fuerte y preparado para la guerra. Asegúrate de vivir bien tu papel en el ejército de Dios. Tu apoyo y tus oraciones forman la diferencia.



Una oración para hoy

Padre, quiero consagrar mi vida a servir en tu ejército. Ayúdame a estar espiritualmente fuerte y listo para la guerra. Emplea mi tiempo, mis talentos y mis recursos para aportar la victoria a tu reino. En el nombre de Jesús, amén.