Postal a los jóvenes

El correo de Dios

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

"Recibiréis el poder del Espíritu Santo y seréis mis testigos " Como el Padre me ha enviado así os envío yo, y sopló sobre ellos y les dijo recibid el Espíritu Santo" Jn 20,22.

En nuestros buzones, recibimos nuestro correo por el intermediario de un organismo muy conocido: "CORREOS". También recibimos cartas comúnmente llamadas “las dolorosas” (facturas) o cartas agradable con buenas noticias. Estas últimas alegran nuestro corazón.

Somos también cartas enviadas por Jesús ante los hombres. ¿Pero somos “cartas dolorosas o cartas de vida?"

Hace dos años, al cambiar de región hemos debido optar por una nuevo banco y diversas razones me hicieron elegir El Banco Postal. Al leer los papeles de nuestro nuevo banco, me preguntaba ante la palabra “Correos”. Descubrí entonces que esta palabra era de hecho muy parecida a la griega “apóstol”, "apostolos" y significa “enviado”. Así, los términos “correo” y “apóstol” tienen la misma etimología: “apostolos Enviado”.

Toda persona que no conoce a Dios es una carta muerta que la ley condena. Si esta carta (persona) acepta a Jesús en su vida, deviene en seguida “Franqueada”. Jesús derrama su espíritu en la persona y se transforma en carta viva. Sí, Jesús ha enviado su Espíritu a nosotros para que lleguemos a ser cartas vivas que el Padre envía ante los hombres para que puedan leer en nosotros las maravillas de Dios.

Ya has oído decir que la Iglesia era un hospital espiritual, un lugar de entrenamiento, un oasis, un Edén, un socorro... Pero te lo digo, que además de todo eso, la Iglesia es el Correo en el cual Dios desea derramar su Espíritu en nosotros que somos sus cartas. Somos enviados y leídos ante los hombres.

Sí, te lo digo alto y fuerte: " Dios posee su propio Corre”. La Iglesia es el correo en el que Dios sopla su espíritu en las cartas de cada uno de nosotros.

UNA DECISIÓN PARA HOY

Ven conmigo e imagina...Jesús, el que el Padre te ha enviado, está en el cielo. Allí, él ve en la ciudad del joven desilusionado que se llama tristeza, y que está a punto de abandonar todo y suicidarse. Un poco más lejos, Jesús ve a una chica que se llama enfermedad. Y Jesús dice : "¿A quién voy a enviarte ?" “A mi, tu Señor”.