Postal a los jóvenes

Para el combate

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

"Vuela como un águila y extiende sus alas sobre Moab. Kerijoth es tomada, las fortalezas se quitan,y el corazón de los héroes de Moab está ese día como el corazón de una mujer en el trabajo. Moab será exterminado, dejará de ser un pueblo, pues se ha levantado con Dios." Jeremías 48,40-42

Durante siglos, los Romanos reinaron en un imperio desde la Bretaña al mar Caspio. Sin embargo, a medida que pasó el tiempo, estaban seguros de ellos. La disciplina se relajó y su determinación se debilitó por la corrupción. El 9 de agosto del 378 de nuestra era, Roma debió hacer frente al ejército de los Godos en Andrinopla (en la actual Turquía). Pensaban en una victoria fácil pero como lo ha hecho notar el historiador militar Bevin Alexander, los Romanos no se dieron cuenta de que combatían “un nuevo tipo de guerrero” en una guerra diferente.

Los Godos habían desarrollado "una caballería acorazada montada en grandes caballos y armada con lanzas y espadas". Esta sorprendió a los Romanos y aplastó a un ejército que parecía invencible. Roma pagó el precio por su seguridad.

En el libro de Jeremías, la Biblia relata el episodio de la historia de Moab donde el pueblo se había convertido en muy seguro de sí, de sus competencias y de sus fortalezas. Se levantó contra Dios". El ,pueblo no era humilde, ni vigilante, ni ansioso de peligro, ni preparado para hacer frente a a sus enemigos. Por consiguiente, incluso los héroes se plegaron bajo la presión y no pudieron resistir a los ataques.

Hoy, debes estar en guardia y evitar estar seguro de ti mismo. Recuerda que estás en una guerra espiritual. Tómate en serio el combate que se desarrolla en torno tuyo. No pongas tu confianza en tus propias competencias, no pienses que estás inmunizado contra los ataques. Permanece humilde y revístete con la armadura de Dios. Marcha al combate preparado para la victoria.



Una oración para hoy

Padre, me mantengo humildemente delante de ti. Ayúdame a discernir los ataques del enemigo que me ronda. Me vuelvo hacia ti. Gracias por ser mi escudo. Tengo fe en ti. En el nombre de Jesús, amén.