Postal a los jóvenes

Si no tienes ganas, reza

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB   

 

 

¿Cómo rezas cuando no tienes ganas? Da gracias a Dios por todo, pues te corresponde  a ti  hacer la voluntad de Dios en Jesucristo.

¿No te sucede que no tienes ganas de rezar incluso cuando sabes que debes hacerlo? Te sucede cuando pasas por una prueba, o sencillamente cuando tu alma está abatida. ¿Cómo hacer en ese caso? Es simple. Da gracias a Dios por todo lo que él es. David dice: “Bendeciré al Señor en todo tiempo, y su alabanza estará siempre en mis labios”. (Salmo 34,2).  

¿Se te ha enseñado a dar gracias a Dios por todo lo que te sucede? Pero no es eso lo que Dios te pide. En realidad, la Biblia dice: “Da gracias a Dios en todo y no por todo”. Hay una diferencia enorme entre dar gracias a Dios “por” todo lo que te ocurre o “en” todo lo que te sucede.  

Efectivamente, en Filipenses 4,4 Pablo precisa:”Alégrate con todo lo que el Señor es “para” ti. No es dar gracias a Dios por los acontecimientos de tu vida, sino por lo que él es para ti, sus atributos: bondad, fidelidad, presencia, amor, justicia, compasión, paz, poder.  

No depende de circunstancias, sino que cada circunstancia que atraviesas le permite manifestar uno o varios aspectos de lo que él es, de sus cualidades. En el dolor, él es tu consolador. En la injusticia, defiende tu causa si se lo permites. En la soledad, él es tu  plenitud. En tus errores, él no se aleja y sigue siendo el buen pastor de tu vida. En cada situación por la que pasas, está contigo y manifiesta su presencia por sus atributos. Así te guía y te responde. Nunca ha prometido que no vivas de episodios dolorosos, al contrario (Juan 16,33). Pero cuando le das gracias independientemente de lo que vives, simplemente por su presencia y sus atributos, es decir, por todo lo que él es, te hace mucho bien.

En los momentos difíciles, necesitas retomar la esperanza, fortificarte en tu interior y mantenerte firme. Necesitas el oxígeno divino. Aprende a dar gracias a Dios por todo lo que él es, y te sorprenderás   de que su poder te fortifica y su paz  inunda tu corazón. Pues esta paz interior y profunda, ¿no es lo que buscas? Buen día en el Señor