Postal a los jóvenes

Nuestro Dios Santo

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

"Y sabrán que soy Dios, cuando ejerza mis juicios contra ella, cuando manifieste mi santidad en medio de ella." Ezequiel 28,22”

Estos últimos meses, una emisión televisada titulada « Letting Go of God » – literalmente "Abandonar a Dios" – ha llenado las salas en los clubs de América, obsequiando las audiencias con una palabra de estudio bíblico y narrando que el libro del Apocalipsis es un “mal trago ácido". En la misma vena, un site Internet ha propuesto recientemente un video titulado « The God Who Wasn’t there », es decir "El Dios que no estaba presente", que anima a la gente a blasfemar prometiendo que serían condenados al infierno".

Algunos consideran estas cosas como muy divertidas. Niegan la existencia de Dios de modo provocativo y ridiculizan a los creyentes. En cuanto cristianos, este menosprecio injurioso puede encolerizarnos, pero también debe quebrantarnos el corazón.

Debemos acodarnos que Dios ve estas acciones y entiende cada palabra burlona. Sabe que un día todos "sabrán que soy Dios", como le dice a Ezequiel. Para muchos. Este descubrimiento será un choque. Deberán hacer frente a las consecuencias de sus acciones. Se darán cuenta de que su Palabra es verdadera. Que existe y es justo. Que es santo. Pero será demasiado tarde.

En nuestro mundo moderno, la santidad parece ser un concepto pasado de moda que no tiene ninguna importancia para nuestros contemporáneos. Sin embargo, debemos todos darnos cuenta de que Dios es santo. Es su naturaleza. Y quiere que sepamos también que él ama a todo el mundo, incluso a los que se burlan de él. Mientras que tengas tiempo quiere que les hablemos, pues incluso estas almas necesitan del Evangelio.

Hoy, pedid a Dios que os conceda un fardo para las almas.

Decidid entregaros a la evangelización. Humillaos ante Dios. Maravillaos de lo que Dios santo os ama y desea una comunión con vosotros. Servidle, obedecedle, adoradle. Es santo. Es Dios.


Una oración para hoy

Padre, me humillo ante ti. Gracias por amarme. Ayúdame a servirte. Dame una carga para las almas. Elevo mi voz y mis manos para dorarte. En el nombre de Jesús, amén