Postal a los jóvenes

Debilidad de los hombres

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

"Sansón le abrió todo su corazón, y le dijo…" Jueces 16,17

Este héroe de la fe citado en Hebreos 11 tenía una debilidad: su corazón. Te sería fácil juzgarlo en seguida, y por otra parte algunos no se privan. Te sería también cómodo criticarlo por su ligereza culpable, y ponerlo en la picota. Eso es básico en la naturaleza humana.

La verdad, es que tienes la misma debilidad que él. El peligro más grande que te amenaza se oculta en tu interior, en corazón. No digo que el problema que Sansón tenía con las mujeres, o más precisamente con sus sentimientos respecto a ellas, te concierna directamente. No. Pero el punto débil de tu armadura, es tu corazón. Es él el que te lleva a caer en la trampa.

CONTROLA TU CORAZÓN Y SENTIMIENTOS

Jesús declaró esto: "?No habla la abundancia del corazón del que la boca dice cosas?" (Luc 6,45)? Por otra parte, Jesús, al hablar de tu corazón y del mío, declara: "Pues donde está tu tesoro, ¿no está allí tu corazón?" Satanás se siente a gusto cuando te lo ha ganado.

Se ve que todo el anhelo de tu corazón de vida de cristiano, padre, vida social y profesional se encuentra en tu corazón. Un poco de fatiga, contrariedad, vejación. ¡Venga!, deja que el Señor te invada el corazón y no otras cosas.

Es tan sencillo abrir tu corazón a la amargura, al odio, a la maldad, a los celos o la venganza. Reconócete pecador y que te hace falta el hálito divino en tu vida que va al albur de las cosas.


Es fácil abrir el corazón a sentimientos de infidelidad, tan poco nobles por los hijos e hijas del Rey que eres. Es fácil abrir el corazón al desaliento; dejarse dormir a las rodillas seductoras del pecado y dejarle entrar en tu corazón. Te atrae más el dinero, la pasión, los amores ilícitos a los ojos de Dios, o citas peligrosas que la auténtica dimensión de tu personalidad.

No abras fácilmente tu corazón. Pídele a Dios su gracia para que te ayude a conservar tu corazón antes que otra cosa, pues de él te vienen las fuentes de la vida (Proverbios 4,23). Ti debilidad, es también tu corazón; vigílalo atentamente.


Una oración para hoy

Señor mío, en el nombre de Jesús vengo a pedirte que me ayudes a triunfar de mi debilidad, me des la gracia de vigilarlo atentamente, para que mis debilidades naturales no encuentren ningún refugio ni excusa. Gracias, Señor. Amén