Postal a los jóvenes

Un sacrificio de reconocimiento diario

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

"La carne del sacrificio de reconocimiento y de acción de gracias se comerá el día en que se ofrece; no se dejará nada de él hasta por la mañana" Levítico 7,15

Dios había dicho a los hijos de Israel que su sacrificio de reconocimiento y de acción de gracias no podía subsistir hasta el día siguiente. La práctica debía ser cotidiana. Quería enseñarles- igual que a nosotros – este principio: cada día debemos ser agradecidos. Cuando no lo somos, empezamos a tomar las bendidiones, y Dios mismo, como un deber

La gratitud es la flor del corazón

Dios conoce este rasgo de la naturaleza humana. Sabe que olvidamos pronto. Lo que era nuevo y apasionante envejece muy pronto, y pierde su interés. Un Nuevo coche puede entusiasmarnos por un tiempo, pero en seguida podemos ser tentados por los modelos más recientes. Un estilo Nuevo puede seducirnos hoy, pero perder su atractivo mañana. Salen libros muy esperados, pero se olvidan pronto.

Nos sucede incluso olvidar las ocasiones en que Dios ha respondido a nuestras oraciones y previsto nuestras necesidades de modo milagroso. Cuando estamos ante dificultades y problemas, podemos honestamente volver a buscar a Dios, y sin embargo irnos en seguida dejarnos llevar por la autosatisfacción.

Ha respondido a nuestras oraciones y satisfecho nuestras necesidades. Podemos sentirnos muy próximos a él cuando estamos en la cima espiritual. Sin embargo, podemos muy pronto olvidar estos momentos gloriosos. Caemos fácilmente en nuestra rutina diaria y nos olvidamos de Dios. Nuestro amor por él se enfría y estimamos sus intervenciones como un deber.

¡Qué eso no te suceda a ti! Párate para pensar en todo lo que él ha hecho y hace contigo. Acuérdate de las ocasiones en que te ha respondido a tus oraciones, te ha conducido y colmado en tus necesidades. Ofrece ahora un sacrificio de reconocimiento. Alábalo, adóralo, agradéceselo. Sé preciso. Y no olvides cultivar una actitud de gratitud.



Una oración para hoy

Padre, te doy gracias por todo lo que haces por mí. Gracias por haber enviado a Jesús para morir por mí. Gracias por perdonar mis pecados y colmarme con tus bienes. Te adoro. En el nombre de Jesús, amén.