Postal a los jóvenes

¿Iremos al río?

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

"Y me mostró una río de agua viva, limpia como el cristal, que salía del trono de Dios y del cordero. Las dos orillas del río tenían un árbol de vida, que producía doce veces frutos, cada mes, y cuyas hojas servían para la curación de las naciones." Apocaipsis 22,1 2

Robert Lowry pasó la mayor parte de su vida en el ministerio de la música y de la Palabra. Nacido el 12 de marzo de 1826 en Filadelfia, llegó a se profesor de literatura, editor musical y compositor. Sin embargo, nada le preparó para lo que le iba a pasar una tarde de julio de 1864 mientras que era sacerdote en una iglesia de Brooklyn en New York.

Como consecuencia, se recordarás de que “l tiempo era caluroso y muy pesado.". Más bien que sentirse espiritual, se sentía físicamente agotado y, de pronto, su "imaginación volaba y volaba. Las palabras bíblicas tomaron vida con un resplandor imponente. Eran los tronos los que resplandecían más, con el río celeste y el parecido de los santos". Podía ver "el agua pura de la vida, límpida como de cristal", tal como se describe en la Biblia.

Mientras meditaba sobre este río y sobre los cristianos de todas las generaciones, una cuestión, que se convirtió en el título de un cántico, le vino al espíritu: "Shall We Gather at the River ?" (trad: ¿Iremos al río?.

Imaginaba el día de la reunión de todos los cristianos en el cielo. Un momento glorioso en el "nos hablaremos y adoraremos eternamente en esos días la felicidad inefable". Allí, depositaremos todos nuestros fardos y recibiremos "nuestro vestimenta blanca y nuestra corona". Veremos el "rostro de nuestro Salvador" y cataremos nuestros “cánticos de salvación por la gracia".

"NuESTRA PEREGRINACIÓN llegará a su fin" y "nuestros corazones palpitarán al son de la melodía de la paz."

Hoy, no te abandones cuando te asalten las dificultades y las pruebas. Dios ha preparado un lugar para ti. Adóralo. Alábalo. Permanece fiel y sírvele.

¿Te cabe mayor gloria?


Una oración para hoy

Padre, te doy gracias por esta promesa de una morada contigo. Desde ahora, toma mis fardos y dame tu paz. Te confío mi vida. En el nombre de Jesús, amén.