Postal a los jóvenes

Prodigios

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

"Se obró un prodigio, mientras que Manoach y su mujer miraban. Como la llama subía por encima del altar hacia el cielo, el ángel de Dios subió en la llama del altar. Ante esta vista, Manoach y su mujer cayeron de cara a tierra." Jueces, 13,19-20

Dios envió su ángel para decir a Manoah y a su esposa que iban a tener un hijo destacado, Sansón. Cuando el ángel reapareció, quisieron darle un cabrito, pero el ángel dijo a Manoah que ofreciera un holocausto al Señor. Obedecieron y sacrificaron al Señor, y éste les permitió que vieran un espectáculo prodigioso: el ángel subió al cielo en la llama del altar. Se llenaron de miedo y cayeron rostro en tierra.

Recibieron esta revelación después de haber procedido al holocausto al Señor. Tras haber sacrificado en su honor, Dios los recompensó por las riquezas espirituales y les permitió una extraña percepción del mundo espiritual. Según la traducción se obró un prodigio. Por el ángel.

Vieron cosas que son difíciles de concebir por la sola inteligencia natural. En tu vida diaria, puede sucederte estar acaparado por la materialidad de este mundo.

Experiencias como ésta deberían ayudarte a percibir que existe una realidad espiritual tan incontestable como el mundo físico que puedes ver.

Hoy, pídele a Dios que abra tus ojos a esta dimensión espiritual. Se trata de un reino espiritual. Se trata de un reino espiritual que no conoce las restricciones del mundo material, que está exento de todo límite de espacio y tiempo. Dios puede realizar cosas maravillosas que superan nuestro entendimiento humano. Ten confianza en Dios y dirígete a él en tus necesidades. Preséntale tu ofrenda, como un sacrificio con la certeza de que te bendecirá. Acércate a él con audacia, humildad y sin miedo. Luego cree que todo es posible.

Una oración para hoy

Padre, ábreme los ojos para que pueda ver el mundo espiritual. Haz que desaparezcan mis dudas y lléname de fe. Creo que nade te es imposible. Me ofrezco a ti tal y como soy. En el nombre de Jesús, amén.