Postal a los jóvenes

No te dejes abrumar

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB   

 

 

Me dirijo a mí mismo y a ti. Esta terrible historia puede ser la nuestra. Un hombre va a dejarse aplastar por los otros. Tu vida es a menudo aplastada por los otros. En el marco de tu trabajo, como consecuencia de un drama familiar y de hijos o amigos/as difíciles...

Es por desgracia fácil constatar que tus circunstancias actuales te hunden completamente, son muy pesadas para ti; lo que ocurre en tu interior, tus inquietudes, tus angustias, tus miedos, te abruman literalmente. En breve, el oficial de este relato, es hoy para ti. El va a morir, pero tú vas a vivir. 

Es interesante observar por qué este hombre va a morir abrumado, y así evita cometer los mismos errores que él. No creía en Dios. Es evidente que tu fe en las promesas de Dios te alejará de todas formas de opresión. No te contentes con saber eso, vive tu realidad.

Estaba, además confundido. No ha visto en Eliseo nada más que un profeta como otros, y ¡nada más! Dios emplea medios débiles para conseguir sus objetivos en tu vida; este hombre va a pasar de modo catastrófico al lado del plan de Dios para su vida. Hoy estas pocas líneas son el medio frágil que Dios va a utilizar para que termines con todo lo que te abruma.

Finalmente, era el oficial principal del rey, aquel en el que el rey descansaba; no quiso perder la cara; se creyó más inteligente que prudente o sabio, muy por encima de las historia del profeta. En breve, tenía derecho de pensar así, pero murió. Ten humildad, cuando el Señor se dirige claramente a ti, cree simplemente que él sabe mejor que tú cómo hacer para que te bendiga, te libre y te salve de lo que te abruma o aplasta.

Una oración para hoy: Señor Jesús, sabes todo lo que intranquiliza mi vida, todo lo que pesado para mí, este empleo del tiempo demente o loco, estas responsabilidades imposibles, ese jefe que me da miedo, esos amigos que no me aman...Acabo de confiarte todo y abandonarme en tus manos. Lo que me abruma y quien quiera terminar por matarme, lo pongo a tus pies, Jesús. Amén.