Postal a los jóvenes

El ayer ya murió

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB   

 

 

Hay quien mira el pasado. Y mientras tanto, la vida se le va a trozos sin vivirla.  

Habrás observado que cuando Dios quiere lanzarte al futuro,  se cuida ante todo de que dejes aparcado tu pasado.

La Biblia dice  que a la muerte de Moisés, Satanás se disputó con el arcángel Miguel el derecho de recuperar el cuerpo de Moisés que Dios había ocultado. ¿Por qué ocultó Dios el cuerpo de Moisés? Por todo lo que Moisés representó para Israel. Por esta razón no quiso Dios que el pueblo conservara su cuerpo. Si Dios hubiera dejado al pueblo que enterrara a Moisés, Israel hubiera organizado grandes funerales, su tumba se habría convertido en un lugar de recuerdo y un paso obligado para todo verdadero hebreo. Israel hubiera erigido probablemente un monumento en honor de Moisés mientras que Dios esperaba de ellos un movimiento hacia la tierra prometida.

Hay personas que Dios ha alejado de ti porque te impiden entrar en tu destino. En algunos casos, te han decepcionado o traicionado y tú, sin embargo, contabas con   ellas. En otros casos, Dios ha hecho desaparecer un apoyo importante sobre el que fundabas tus esperanzas. Se trata simplemente del cuerpo de Moisés que Dios había escondido para que tengas confianza en Dios y no en la persona.

Este cuerpo puede igualmente ser una rica experiencia espiritual que has tenido con Jesús en el pasado. Hay muchos creyentes que hablan constantemente del pasado y de cuanto Dios ha hecho en sus vidas. ¿Pero qué es tu “hoy”?

Dios espera de ti un movimiento hacia delante, no un monumento o un recuerdo.

Mientras que sigas admirando tu pasado, no puedes entrar en tu futuro. Aprende por ti mismo a soltar las amarras para navegar mejor: deja ya los hábitos que pertenecen a tu pasado y son incompatibles con tu futuro, hasta el punto de que lo comprometen.

Tu futuro es mucho más importante que tu presente. La Biblia dice que la creación entera aguarda tu manifestación, ¿Qué esperas?  

Una oración para hoy: Señor, concédeme la gracia que me aparte de todo lo que me impide entrar en mi destino. Rechazo entablar una relación o una experiencia pasada que sea objeto de mi devoción. Serás tu, Señor, el objeto de toda mi atención. En el nombre de Jesús. Amén