Postal a los jóvenes

Perdón recíproco

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

"Sed buenos los unos con los otros, perdonándoos mutuamente como Dios os ha perdonado en Cristo." Efesios 4,32

Después de todo, el apóstol Pablo habría podido contentarse con escribir “Al perdonaros como Dios os perdona en Cristo". Permanecía en la línea evangélica y nadie habría dicho nada. Nadie excepto la persona del Espíritu
Santo que ha inspirado a este hombre para que añadiera este adverbio esencial:”Recíprocamente”.

Necesitas comprender y aceptar que la noción de perdón recíproco induce naturalmente la idea de la falta recíproca.
A menudo has considerado el mal que te han hecho los otros; en el mejor de los casos, has aceptado con la ayuda del Señor Jesús perdonar a estas personas que se comportan según tú como enemigos, y está bien pues es lo que Dios espera de ti.
Habrías podido rechazar el perdón, o mejor todavía, en un impulso de orgullo, exigir locamente que estas personas vengan a ponerse de rodillas ante ti. No lo habría hecho. Y eso te honra.

¿Pero estás preparado a reconocer que si el otro, los otros te han hecho mal, es ciertamente que, de manera involuntaria sin duda, has provocado una situación, pronunciado una palabra, manifestado un sentimiento que ha desencadenado en los demás un sentimiento de odio, amargura y rencor?

Es difícil admitir y comprender; sin embargo si el otro te ha ofendido, cuando venga a pedirte perdón, perdónale de corazón y pídele también perdón.
El joven José (Génesis) es la demostración de lo que acabo de escribir. Fue víctima de sus hermanos que se han comportado con él muy mal. Pero de salida, es él el que ha provocado eso, sin duda de manera inconsciente, al
ser el “mimado” de papá y explotando este sentimiento paterno al recordarnos lo que hicieron y dijeron sus hermanos... El perdón recíproco era la realización de lo que Dios quiere

UNA ORACIÓN PARA HOY

Señor, este texto me hace pensar porque me cuesta admitir el perdón; pero quiero dar razón a tu palabra y dejar que toques mi corazón, para que viva el don de saber perdonar y aceptarlo. Ven en mi ayuda, Jesús. Amén.