Postal a los jóvenes

Mensaje de Esperanza

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

“Estoy a tu puerta y re llamo. Si alguno escucha mi voz y abre la puerta,entraré en su casa con él y él conmigo“( Apocalipsis 3,20)

El mensaje que Juan recibió por el “ángel de la Iglesia de Laodicea” se dirigía a las personas que había fallado (versículos 14 à 22). Estas personas estaban satisfechas y estimaban que no necesitaban nada. Lo que
indignó principalmente a Dios fue el hecho de que tenían una alta estima de sí mismas, y eran tibias en su fe.

Dios montó en cólera contra estas personas, pero envió un mensaje de esperanza. Podían todavía cambiar de vida. Necesitaban arrepentirse y purificar sus corazones. En lugar de buscar las cosas superficiales de este
mundo, necesitaban comprar “oro purificado por el fuego”. En lugar de ser tibios, necesitaban desarrollar un deseo intenso de servir a Dios, y buscar la verdad.

Se les avisaba de que se les corrige y reprende a los que ama. Eso significa  que se serían amonestadas para que se purifiquen de sus pecados. Y serían castigadas para ser más maduras y aptas para servir a Dios de modo más
eficaz.

No necesitaban sentirse desanimados o rechazados. Dios estaba justamente a su lado, listo para acogerlos y tener relación con ellas. Simplemente necesitaban colaborar y dejarlo entrar. Y si aceptaban la invitación,
podrían ser soberanas y experimentar la victoria.
Hoy, escuchad este mensaje dirigido a la Iglesia de Laodicea. Volved a vosotros mismos y arrepentíos de todo orgullo. No seáis altivos, sino humillaos ante Dios. Si habéis caído, no abandonaos, sino pedidle que os
conceda su perdón. Y consagradle vuestra vida. No seáis tibios sino servidle con celo. Aspirad a recibir más de él. Desde ahora, está a vuestro lado y os espera.
Respondedle, pues toca a la puerta de vuestro corazón.

UNA ORACIÓN PARA HOY

Padre, perdona mis pecados y todo orgullo en mi vida. Perdóname por haberme enfriado. Aspiro a conocerte mejor. Me consagro a ti y a tu reino. En el nombre de Jesús, amén.