Postal a los jóvenes

Amar a Dios por encima de la aflicción

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

“¿Son hebreos? También yo. (...) Soy más todavía: por los trabajos, mucho más; por los golpes, mucho más; por las cárceles, mucho más. A menudo en peligro de muerte, cinco veces he recibido de los Judíos 40 azotes con la mano, tres veces con látigos, una vez he sido lapidado; tres veces he naufragado, he pasado una noche y un día en el abismo. (...) Si hay que gloriarse, me glorifico de mi debilidad” (2 Corintios 11,22-31).


Pablo decía a los Filipenses 4,11-13:”He aprendido a amar a Dios en la aflicción”.

La vida del apóstol Pablo es impresionante pues a pesar de todo lo que vivió, jamás abandonó la obra de Dios. Se mantenía en forma a pesar de los golpes, la prisiones, los naufragios... Pablo no se turbaba por las riquezas, ni siquiera la aflicción le fortalecía su fe.

Cuando era adolescente y lejos de las cosas de Dios, de vez en cuando enfadaba a mi madre con palabras que pudiesen desestabilizar su fe. Mi mirada de incrédulo me hacía duro con ella con pruebas. Le decía: “¿dónde está tu Dios? ¿Qué hace por ti? ¡Siempre tienes dificultades! Y a pesar de todas estas palabras y los problemas a los que hacía frente, mi madre continuaba amando a Dios. ¿ De dónde le venía esta fuerza? Para mí era un verdadero misterio.

Pablo aprendió a amar a Dios, y nada ni nadie podía alejarlo de sus compromisos. Declaraba: “ Tengo la seguridad que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni la dominaciones, ni las cosas presentes ni futuras, ni las potencia, ni la altura, ni la profundidad, ni ninguna otra criatura nos podrá apartar del amor de Dios manifestado en Jesucristo” (Romanos 8,38-39).

Esto no es una promesa de Dios incondicional para los creyentes sino una promesa condicional, pues muchos cristianos han abandonado la fe frente a la vida, la muerte, el futuro, etc.

Para poseer la promesa de Dios, amémosle por encima de todo, pongamos nuestra fuerza en él. Pablo toma los extremos: la vida y la muerte; los ángeles y los demonios; el presente y el futuro; la altura y la profundidad, y declara que nadie podrá alejarlo de su Dios. ¿Sabes por qué? Porque Pablo tenía un leitmotiv en la vida: ¡amar a Dios por encima de todo!

Una oración para hoy: Padre, enséñame a amarte, que me inicie en este misterio, que las bendiciones y las aflicciones no me alejen de ti. Amén.