Postal a los jóvenes

Haz un balance de tu vida sin pesar

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

“Un nuevo año se te abre, en el cual entras en la alegría. Dicho esto, entra en un nuevo año. Eso significa igualmente salir de otro. Es el momento del balance con sus alegrías y pesares”.

¿Has observado que la vida está hecha de entradas y salidas?

El día de tu nacimiento por ejemplo, saliste del seno de tu madre para entrar en las realidades de la tierra. Un poco más tarde, saliste de la infancia para entrar en la vida de adulto. Después un día, para muchos, saliste de tu vida de soltero para contraer matrimonio o entregarte como célibe al Señor. Vendrá el día en que dejes la juventud y madurez para entrar en la ancianidad. Puedes seguir así desgranando todas las etapas de la vida.

La constatación que haces es que, fuera de la primera etapa, las otras te llevan cada una a tu balance ( si te tomas el trabajo de hacerlo) para ver si es positivo o no.

Al timar conciencia de esto, estás invitado y animado a vivir de forma que no tengas pesar ni lástima, ni pena.

Jesús habla de un hombre que pasó su vida amasando dinero y trabajando sólo para sí mismo. Este hombre había olvidado que un día entró en la vida pero que Alguien salió a su encuentro para una nueva realidad que la Biblia llama el Cielo. Decía: “Alma mía, tienes muchos bienes de reserva para muchos años; descansa, come, bebe y goza. Pero Dios le dijo: ¡Insensato!, esta misma noche se te llamará. Y lo que has almacenado, ¿para quién será? Igualmente le ocurre a aquel que amontona tesoros para sí mismo. ¿De qué le vale si no es rico para Dios? (Lucas 12,19-21).

Jesús dice: “No amontones tesoros en la tierra, en donde se destruyen o los roban los ladrones. Por el contrario, amontona tesoros con destino para el cielo”. Esto es tan real como tu misma vida. (Mateo 6,19-20).

Te indica la mejor manera de vivir: vive aquí como si este no fuera tu sitio eterno. Cambiaría toda tu perspectiva, ansiedades por tener y gozar de mala manera.

UNA ORACIÓN PARA HOY: Señor Jesús, quiero actuar desde ahora para que cuando llegue al más allá, el balance de mi vida se incline por la alegría eterna. ¡Ojalá me puedas decir: Ven, amigo /a fiel y entra en la Alegría de tu Señor. Amén.