Postal a los jóvenes

Tus elecciones personales

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

“Los que habían visto lo que había ocurrido les contaron cómo el poseído por el diablo había sido librado. En multitud, todos los de la región de los Gerasenios pidieron a Jesús que se alejara de ellos, pues se habían asustado mucho. Jesús subió en la barca y se volvió” (Lucas 8,36-37).

El tema dramático ocupa su lugar. Mediante una sola palabra, Jesús libró a un hombre de los demonios que lo poseían y que hacían de él una amenaza para la sociedad. Instantáneamente, fue librado.

Podríamos pensar que la gente de esta comunidad hubiera podido conmoverse y aliviarse. En lugar de eso, se apoderó de ellos un gran miedo. Jesús les había mostrado que el poder de Dios estaba a su disposición. Estaba allí y hubiera podido curar sus enfermos y responder a sus necesidades. Pero en vez de desear este poder en su vida, ellos pidieron a Jesús que se alejara de ellos. Aunque este hombre fuera molesto, los habitantes lo preferían aun cuando estaba poseído por el diablo.

El hecho es que muchos, como estos Gerasenios, no quieren saber nada de lo que supondrían un cambio radical. Quieren una fe tranquila que preserve una especie de statu quo y les permita conformarse con el mundo. Otros no creen que el poder divino les sea accesible, ni que existan los milagros.

Finalmente, la elección nos pertenece, es cosa nuestra: ¿deseas realmente el poder de Dios en tu vida?

Dios quiere que sepas que su poder cambia las vidas y hace temblar la tierra. Amigo/a, esto es verdad y la vida de Dios está abierta y accesible a ti aquí y ahora. Es el poder que puede transformar tu vida. Dios te ofrece bendiciones y un poder extraordinario, si crees en él y si tu fe no transige. No pongas obstáculos a lo que él puede hacer contigo. Ten fe y cree.

Una oración para hoy: Padre, casi al comienzo del año 2007, te ruego que me concedas más fuerza o poder en mi vida. Hoy pongo en tus manos mis necesidades. Creo que puedes hacer extremada y abundantemente más de lo que puedo pensar o imaginar. En el nombre de Jesús. Amén.