Postal a los jóvenes

Papá Noél contesta a una carta

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Conozco la carta que has enviado a un cierto “padre Noél”. Ya veo que eres mayor y quiero responderte por medio de este mensaje.

Soy Dios Padre, el Señor creador del universo... y querría ardientemente ser tu Padre, adoptándote como mi hijo, porque, sin que lo sepas, y desde hace mucho tiempo, TE AMO. Nada de lo que te ocurre está oculto a mis ojos. Antes de que nacieras, en el mismo vientre de tu madre, cuando eras una masa informe, te conocía porque soy tu propio creador.

Sabes, he bajado realmente del cielo- incluso si eso no hubiera ocurrido el 25 de diciembre- pero no he venido bajo la forma de este “Papá Noél” que, de hecho, me ha sustituido y ha tomado mi lugar. Yo no soy una leyenda pues he bajado realmente del cielo, en el que estaba desde toda la eternidad, a esta tierra, en carne humana, enviando a mi único Hijo eterno llamado Jesucristo o Manuel, que significa “Dios con nosotros”.

Quizá has hecho como cada año, “un pesebre” cerca de tu abeto para el pequeño Jesús, pero ¿qué ha cambiado o cambiará en tu vida?

He venido a ti. Sí, lo has leído bien: para ti, para que experimentes que te amo, para proponerte que te reconcilies conmigo y te perdone tus pecados, para que cure todas las heridas y las enfermedades de tu alma y de tu cuerpo.

He visto tu pena, tu sufrimiento, tus lágrimas, tu desaliento, tus muchas pruebas, las injusticias y los rechazos de los que has sido objeto.

También he visto todo lo que te retiene cautivo y esclavo. He visto todo eso, no lo dudes, porque nade tuyo se escapa a mi mirada. De muchos modos y maneras he intentado hablarte desde que naciste. Incluso te he escrito una carta de amor al enviarte mi Palabra: La Biblia. Todo lo que te escribo aquí se encuentra en ella. Pero hasta este día, no me ha escuchado.

¡Oh!- Déjame que te hable hoy, hijo mío, que la razón más profunda de tus sufrimientos, la raíz de tus aflicciones, inquietudes, zozobras, luchas y combates, es porque no me conoces personalmente como tu Padre celeste, tu “Papá”, aunque pienses que tienes poca o mucha “religión”. Ninguna práctica religiosa podrá salvarte nunca. Tú y yo estamos separados aunque te creé para que tengamos juntos una relación de amor. Estás, sin saberlo, en rebeldía contra mí.

Son tus pecados lo que entablan una separación entre nosotros dos, pues mira, yo soy Santo, y tú, como todos los seres humanos, eres pecador.

Por eso he venido en persona a esta tierra hace más de dos mi años. No soy el Papá Noél, pero llevo un vestido teñido de rojo: es la sangre que he aceptado personalmente derramándola en la cruz por amor a ti, para sufrir en tu lugar el castigo debido a tu pecado y al de todos los hombres. Gracias a mi sacrificio por ti, puedes hoy ser perdonado y reconciliado con tu Padre celestial.

Hijo mío, querría ofrecerte en esta Navidad del 2006, el más bello, el más grande y el más precioso de todos los regalos que nunca puedas recibir: el perdón de tus pecados, la salvación y la vida eterna que están en Jesucristo, como lo ofrezco a todos los que o las que se reconocen humildemente culpables, se arrepienten y se vuelven a mí...

Esta salvación es totalmente gratuita, es verdaderamente un regalo, pues Jesucristo lo ha pagado todo por ti; tienes que recibirlo con tu fe y tus buenas obras; es la gracia, ese favor que no mereces, pero que te ofrezco porque te AMO.

Hijo mío/a, esta Navidad puede ser para ti la más bella de tu vida, si lo quieres. Eso no depende de ti. No rechaces mi llamada, te lo ruego, porque así no te puedo salvar. Te suplico, hoy mismo, que “vuelvas a mi Padre...para una VERDADERA NAVIDAD que cambiará tu vida ahora, cada día y siempre.

Invítame al pesebre de tu corazón, mediante una sencilla oración de arrepentimiento, con tus propias palabras pero con verdad y sinceridad, y responderé a tu invitación sin tardar, como lo he hecho por millones de personas en el mundo que me ha abierto la puerta de su corazón.

TE DESEA UNA FELIZ NAVIDAD, TU PADRE CELESTIAL, NO MI SUSTITUTO, “PAPÁ NOÉL