Postal a los jóvenes

Campanas el 11-M

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB    

 

 

Vivimos tales momentos en la sociedad española que todo se cuestiona. Personalmente, me quedo un tanto alucinado ante las palabras de Pilar Manjón que no quiere que suenen las campanas en una fecha tan especialmente recordada por el pueblo español y gente de buenos sentimientos humanos y religiosos

Me extraña más aún cuando el día 10 sí se permite un concierto. Cualquier acontecimiento puede servir para traer a la memoria aquellos luctuosos momentos.¿Por qué una cosa sí y la otra no? No entiendo. Pilar no admite algo secular en la historia de la cultura cristiana.



PAPEL DE LAS CAMPANAS



La campana, desde hace siglos, es símbolo de la cultura sensible de la comunidad creyente. Profundiza el deseo de la raíz cristiana, la búsqueda de la paz y su sonido no es una palabra vana que resuene sin sentido.

Representa la oración dirigida a Dios en momentos privilegiados del año: fiestas de obligación durante la semana, el domingo y acontecimientos alegres y tristes que jalonan la existencia de las personas. Su sonido encierra en sí un sentido sagrado. Anuncian el bautismo del niño, el gozo de una boda, el recuerdo de quienes han muerto.



ORACIONES



Para los muchísimos creyentes, el sonido de las campanas del 11-M les traerá a la memoria la plegaria por quienes se fueron por causa de un terrorismo fanático e imbécil. El mismo Concilio Vaticano II dice que desde los primeros tiempos del Cristianismo honró con gran piedad el recuerdo de los difuntos (Lumen Gentium 50).

El mismo Concilio subraya que “la fe, apoyada en sólidos argumentos, ofrece a todo hombre que reflexiona una respuesta a su ansiedad sobre su destino futuro, y le da al mismo tiempo la posibilidad de una comunión con Cristo con los hermanos queridos arrebatados ya por la muerte, confiriéndoles la esperanza de que ellos han alcanzado en Dios la vida verdadera” (Gaudium et Spes, 18).


Pilar, en este día, cuando suenen las campanas, dirán oraciones de sufrimiento privado, en casa, en la calle, en las iglesias se escuchan, se saben y se entienden en el clima creyente. Respeta a los miles y miles de madrileños y de españoles que tendrán un recuerdo unido a ellos y a Dios.


La aflicción y la tragedia y el odio duran sólo un tiempo. El bien, el recuerdo y el amor no tienen fin. Y el Señor de la vida sostiene a todos los que mueren, y todos se acongojan.

Mostremos un amor perdurable por nuestro país. Recordemos las palabras de Franklin Roosevelt en circunstancias como ésta: Hoy le hizo una llamada al cálido coraje de unidad nacional. Esta es una unidad de todos los credos, de todos los orígenes.

Nuestra unidad es una hermandad de aflicción, y una firme determinación a prevalecer contra nuestros enemigos.

En este día de triste aniversario, de oración y de recuerdo, los cristianos pedimos a Dios todopoderoso que vele por nuestro pueblo y nos conceda a todos el consuelo y la paz. Las campanas nos pueden ayudar con su teñido para que con nuestra plegaria alivie y consuele a todos aquellos/as que caminan con pesar.


Por favor, Pilar, no nos hagamos problema de campanas. Si a millones le ayudan a orar, muy bien. Tiene la libertad de haber expuesto su opinión contra la autoridad de la comunidad autonómica, pero también respete su orden, nacida del corazón de muchos otros que tienen la suerte y el don de la fe en Dios.