Meditación diaria Bíblica

“El que no coge su cruz y me sigue no es digno de mí”

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB  

 

¿A quién seguir en estos comienzos del s. XXI? ¿En quién depositar la confianza? ¿Nos atrevemos a soñar un mundo de personas seguidoras de Jesús? Aprende a fiarte de Jesús, haciendo camino con Él, paso a paso. Vincúlate incondicionalmente a su persona, no te concibas al margen de Él.

Me has fascinado, Señor. ¡Cómo conocerte sin seguirte! ¡Cómo seguirte sin amarte! Gracias, Señor, por invitarme.

Mt 10,34-11,1: “Quien pierda la vida por mí, la conservará”

Los discípulos son hombres y mujeres que han tenido que hacer rupturas sociales, grupales, familiares y personales, hasta llegar a la pequeñez. El evangelio de hoy las especifica bien y pone un énfasis repitiendo por tres veces el estribillo “no es digno de mí”. Los discípulos deben elegir entre la familia y Jesús; la familia entendida como grupo que le daba sentido al individuo. Rompiendo con ella se rompe con el grupo social.

La ruptura personal se expresa con el “tomar la cruz y seguirle” , logrando al final una comunión o identidad total entre el Maestro y el discípulo, que llega hasta el punto de imitar la entrega y alcanzar una vida plena entregando la propia vida. El reinado de Dios y el Evangelio que lo anuncia es un acontecimiento que cambia todas las estructuras sociales y personales.

El versículo 11,1 es simplemente la conclusión del discurso misionero con la fórmula típica: “Cuando Jesús terminó...” ; a nivel de mensaje relaciona la misión de los discípulos (la comunidad) con la misión de Jesús que se ha leído en los capítulos 5 al 9.

Ser discípulo de Jesús nos exige hoy realizar muchas rupturas que nos ofrece la sociedad de consumo y asumir la pequeñez del reino de Dios.