Meditación diaria Bíblica

Oración por las vocaciones de creyentes para el Reino de Dios

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB  

 

“Rogad al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies” (Mt 9,38)

Hay millones de personas que están en una situación desesperada. Los que van a lo suyo no se ocupan de ellos. Los más pobres necesitan personas que les den la mano y el ánimo. Los pobres de la tierra esperan que Dios se haga presente. Hazte cargo de las personas que Dios ha puesto en tu vida. Cuídalas. No consideres perdido el tiempo que estés con ellas.

Mándanos, Señor, trabajadores con ternura, personas gozosas, hombres y mujeres con compasión.

Mt 9,32-38: Cosecha abundante, pero pocos trabajadores

Como no leímos la sanación de los ciegos en los versículos anteriores (ver Mt 9, 27-31), nos desconcertamos al iniciar la lectura del evangelio de hoy.

La temática del evangelio es doble; por un lado la conclusión de los fariseos ante el milagro que Jesús hace con el endemoniado, recogida acá por Mateo sin la explicación que encontraremos en el capítulo 12; es, simplemente, la “demonización” del otro por simple incapacidad de comprender o de entender lo que hace. No se podía esperar otra cosa de los fariseos, grupo “separado” que despreciaba a los que no asumieran sus criterios y enseñanzas; que veían el mundo a su manera y desechaban de plano otras posibilidades, incapaces de ver el pedazo de verdad que los otros tienen, complementaria de la propia verdad.

Y por otro lado está la introducción al bellísimo tema del discipulado, desarrollado en bloque por Mateo. Esta segunda parte del relato revela una faceta de Jesús preocupado por la gente porque no tiene verdaderos guías, “pastores”; invita a hacer una petición-oración al “Dueño del campo” para que envíe operarios. Esta invitación debe resonar fuertemente en nuestros oídos. Hoy necesitamos “operarios”, hombres y mujeres que quieran apostar su vida al servicio del evangelio de la paz y la justicia. Intensifiquemos nuestra oración y nuestras acciones para que surjan vocaciones laicales, sacerdotales y religiosas al servicio del reino.