Meditación diaria Bíblica

Señor, te quiero

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB  

 

Jesús nos invita a caminar con él. Con una condición: que en nuestra mochila haya un amor grande para todos/as. Sabe de nuestros miedos, cansancios, tendencia a la comodidad. El Espíritu es quien renueva en nosotros el deseo de seguir a Jesús. Jesús es fiel. Su mirada y su palabra no se alejan de nuestra vista. Confía en nosotros. Nos necesita para su proyecto.  

Orar es ir con Jesús, caminar con él, amar con él. Siempre alentados por el Espíritu.  

Jn 21,15-19: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero”

Pablo se tiene que enfrentar ahora ante el rey Agripa II, amigo personal del gobernador Festo. Este rey era hijo de Agripa I, que había perseguido a los cristianos de Jerusalén, y sobrino nieto de Herodes Antipas, ante quien compareció Jesús. 

 Tal como lo había dicho Jesús de la suerte de sus seguidores, Pablo tiene que comparecer ante varios tribunales, tanto judíos como romanos. Pero aprovecha las oportunidades que tiene de hablar, para anunciar a Jesús resucitado. Podemos constatar cómo el Espíritu Santo actúa en la persona de Pablo para poder vivir la “pasión” que le corresponde como verdadero discípulo de Jesús.  

Desde una perspectiva diferente pero complementaria, Juan nos presenta la figura de Pedro como responsable de “cuidar las ovejas”. Pero no como propietario, sino como “administrador fiel”. Pedro debe cuidar del rebaño del Señor con solicitud, incluso hasta dar la vida como su maestro. El cristiano, como Pablo y como Pedro, está convocado a seguir las huellas del Maestro; a dar testimonio de él aun en los momentos de persecución, y estar dispuesto a entregar la vida por los que él le ha confiado. Como animador, catequista, evangelizador, agente de pastoral…, está llamado/a a dar testimonio de Jesús resucitado.