Meditación diaria Bíblica

Los profetas no son aceptados

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 


Lc 4,24-30: “Ningún profeta es aceptado en su patria”

El texto que hoy leemos en el evangelio es la continuidad de un encuentro de Jesús con la gente de su propia tierra, allí en la sinagoga de Nazaret. Jesús se ha configurado con la tradición profética de Isaías, Elías y Eliseo, y ha proclamado el año de gracia para todos; ha actualizado la trascendencia de estas buenas noticias. La reacción de la gente de su tierra es de mucha desconfianza; no creen en un hombre sencillo al que vieron crecer. Eso revela la poca estima que tenían los pobres por sí mismos: no creen que de sus familias pueda surgir un profeta, y menos el Hijo de Dios.

Jesús es despreciado y agredido por la gente de su tierra, que está desesperada y piensa que ya no hay salidas. Esa gente, seguramente entre ella muchos cumplidores de la ley, quiere acabar con Jesús porque confrontó no sólo a los grandes de la tierra, sino porque les sacudió sus propias seguridades, que estaban puestas en las instituciones cultuales y culturales.

Hoy, seguramente son muchas las voces proféticas que se pronuncian en nuestras comunidades eclesiales. Seguramente su terquedad e insistencia nos causan malestar, pero no por ello tenemos que condenar a esos hombres y mujeres a ser tirados por el barranco. Estamos necesitados de voces y acciones que sacudan nuestras seguridades religiosas, políticas, económicas y culturales, para que nos abramos a un mundo más ecuménico y ecológico donde la fraternidad sea posible.