Meditación diaria Bíblica

Padrenuestro = un don

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 


No te acostumbres a decir Padre nuestro. Recíbelo cada día como un don, que el Espíritu pone en tus labios. Sorpréndete al tratar con un Dios, que es Padre de todos. Mira a tu alrededor y aprende a relacionarte con los que, por ser hijos del Padre, son tus hermanos. Que al decir Padre nuestro, esta oración te sepa a ternura, a misericordia, a bondad. Que al decir hoy Padre nuestro sientas el gozo de la fraternidad.

Di Padre nuestro con las manos abiertas para acostumbrarte a recibir lo que te hace falta. Padre nuestro, que estás en el cielo. Santificado sea tu nombre…

Mt 6,7-15: “Ustedes recen así”

Cada una de las expresiones que conforman la oración del Padre Nuestro es una síntesis de la forma como Jesús comprende a Dios y del reconocimiento de la finitud humana, que requiere de la intervención de Dios. “Padre nuestro que estás en el cielo”: es una forma cercana, familiar de referirse a Dios, que no es Padre de unos pocos, sino de todos. “Santificado sea tu Nombre”: es reconocer su trascendencia; la santidad del nombre está íntimamente ligada a la santidad del ser. “Venga tu reino”: la venida del reino de Dios Padre obedece a un proceso de disposición que implica la conversión integral del ser humano y la transformación definitiva de las estructuras sociales para hacer más digna la convivencia humana. “Hágase tu voluntad” : solicitar que se realice la voluntad de Dios en la tierra es poner siempre el orden temporal abierto a la intervención del Padre de la historia y llenar las estructuras sociales de justicia y derecho. “Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos”: el perdón está en el centro del proyecto de Dios; pero él lo condiciona a la forma como nosotros seamos capaces de perdonar a los demás. “No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal”: no es otra cosa que reconocer que muchas de las tentaciones-ofertas, las estructuras y comportamientos humanos han sido levantados sobre la injusticia, la muerte, la guerra, el hambre, la exclusión. De esos males Dios puede librarnos, pero invita a la humanidad a que luche por construir otro mundo posible que supere esas maldades y avance hacia la santidad, reflejo de él..