Meditación diaria Bíblica

Vigilan a Jesús...

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 


Los intérpretes oficiales de la ley imponen al pueblo una carga insoportable de prescripciones vinculantes en la vida cotidiana. Favorecen una religión ritualista y externa. Pretenden honrar a Dios desentendiéndose del ser humano. Vigilan a Jesús, que habla un lenguaje nuevo, y se escandalizan de la conducta de los discípulos que comen sin lavarse las manos. El deseo de

Dios, su voluntad, es que todos los seres humanos se salven y que aprendan el lenguaje universal del amor.

Acalla tu mucho pensar y deja que el amor de Dios vaya abriendo tu vida al amor del prójimo.

Mc 7,1-13: “Bien profetizó Isaías de la hipocresía de ustedes”

Jesús continúa formando a sus discípulos. Les ha instruido en su tarea misionera, les ha revelado su poder sobre el mal, les ha abierto al universalismo. Los discípulos comprenden que los marcos de la antigua religión no son capaces de responder a las exigencias misioneras y universalistas de la nueva. La discusión de Jesús con los fariseos afecta a dos puntos concretos: las abluciones o lavatorios rituales antes de las comidas, sobre las que Marcos proporciona detalles a los lectores no judíos (vv.3-4), y sobre la ofrenda sagrada de los bienes que dispensa de sostener a los familiares (vv. 10-11).

Pero no hay que perderse en los detalles de esas costumbres; no existen más que para hacer comprender el alcance del v.8, curiosamente repetido en el v. 9: las tradiciones humanas matan la Palabra de Dios. El drama del fariseo es el de toda una humanidad que se atribuye un conocimiento que viene de Dios, puesto que define el bien y el mal y juzga a los seres humanos, pero al final se queda sin el Dios de quien procede.

Jesús es el primer hombre que ha podido poner su conocimiento del bien y del mal al servicio absoluto de su Padre, y esto le permite ser muy libre frente a las leyes y tradiciones humanas.