Meditación diaria Bíblica

El niño es signo de contradicción

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 


LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR

A los 40 días de su nacimiento, Jesús fue presentado en el templo para cumplir la ley; va entre los pobres para llenar de gozo sus vidas. Impulsados y habitados por el Espíritu Santo, llegaron también al templo dos ancianos llenos esperanza en el corazón: Simeón y Ana, conocieron al Salvador y cantaron llenos de alegría la llegada de la Luz a la vida de la humanidad.

Nosotros en esta fiesta de la luz o de las candelas somos invitados a ponernos en camino de verdad, a dejarnos iluminar por la Palabra de Dios y ser testigos de la nueva vida que Jesús nos regala.

Lc 2,22-40: “Este niño será signo de contradicción”

Este pasaje evangélico agrupa dos episodios diferentes: la presentación de Jesús en el Templo, y su vida oculta en familia. La liturgia reúne ambos textos con la finalidad de presentar una vida de familia vivida con sencillez pero con referencia explícita a Dios.

La lección sobre la vida oculta de Jesús es muy importante. Aun cuando sea Dios, él sigue las leyes naturales del crecimiento humano, tanto en el plano físico como en el de la sabiduría y del conocimiento. Pasando por la infancia, la pubertad, la adolescencia, vive una Kénosis o “abajamiento” en que va asumiendo la humanidad en un ocultamiento simultáneo de su Divinidad. Siendo hijo de Dios, como lo es, acepta no conocer sino progresivamente la orientación de su vida y no descubrir la voluntad de su Padre sino a través del plano de relación y educación que le ofrece un medio familiar y pueblerino de donde “no podía salir nada bueno” (Jn 1,46)
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Desde su conciencia de niño todavía balbuceante, y hasta su conciencia de mortal terriblemente asustado a la hora de su sacrificio, Jesús ha inscrito realmente en su vida humana la Palabra del Padre, y ha establecido por primera vez una adecuación total entre una voluntad de hombre y la voluntad de Dios.