Meditación diaria Bíblica

El reino excluye la ambición

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

El reino de Dios tiene dentro una fuerza secreta, que le llevará hasta su total perfección. El reino tiene unos comienzos pequeños y de apariencia modesta. Pero en esa semilla hay futuro porque está animada por el Espíritu creador. La pobreza de cada uno, puesta al lado de Jesús, se convierte en casa de comunión y de acogida para todos los pequeños de la tierra. El reino excluye ambición del triunfo personal y de esplendor social. El poder es la mayor tentación para el ser humano.

La pequeñez del grano de mostaza nos enseña actitudes humildes para caminar hacia la comunión de todos los creyentes, nos permite acoger el rostro de tantos hombres y mujeres que buscan y ofrecen la verdad que han encontrado.

Mc 4,26-34: ¿Con qué compararemos el reino de Dios?

Jesús es atacado por los judíos: ¡si se presenta como Mesías, que muestre los signos precursores del reino! Jesús les responde que no hay signos extraordinarios.

Dios deja crecer la semilla lentamente, pero se debe esperar; no hay continuidad absoluta entre ese laborioso parto del reino de Dios y su manifestación en plenitud. Que quienes colaboren en la instauración del reino no pierdan su confianza en Dios. El ha comenzado, y tras el silencio vendrá el cumplimiento de su obra. Que se le espere con paciencia; sin querer adelantarse a él. Y quienes no quieran creer en el reino sino en el momento de su manifestación, estén muy atentos: ese reino está ya cerca de ellos en Jesús, y hay que saber reconocerlo actuando en la pobreza de los medios y la lentitud del crecimiento.

La parábola del grano de mostaza alimenta la confianza en Dios al subrayar el contraste entre los humildes comienzos del reino y la magnitud de la tarea. Con esta parábola Jesús ha querido, seguramente, responder a la objeción de quienes se oponían a la pequeñez de los medios utilizados por él para la gloria del reino esperado. Es desde la pequeñez donde Dios se manifiesta plenamente. Desde lo que no cuenta para los poderes de este mundo, desde la insignificancia, es cuando Dios acontece con más fuerza. “En la oscuridad de la vida es cuando mayor se puede ver la luz”, diría santa Teresa de Jesús.