Meditación diaria Bíblica

Jesús viola la ley

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

Jesús se estremece ante la oración de un excluido. Se conmueve y se indigna de que la ley margine, y además en nombre de Dios. Jesús viola la ley al tocar al leproso y le dice palabras entrañables. Jesús se hace marginado. Que el Espíritu Santo ilumine tu marcha hacia la verdad; trabaja mano con mano por un mundo de paz y de justicia. No excluyas a nadie de tu amor, no reconozcas marginación alguna. Vive de tal manera que te sea posible el diálogo con todos los que están en las orillas del mundo. Quédate en silencio y en verdad ante Dios, y acoge lo que el Espíritu susurra en tu interior: las palabras y los gestos de amor hacia los marginados.

Mc 1,40-45: “La lepra se le quitó, y quedó limpio”

El leproso es marginado por su enfermedad, consecuencia de su pecado, según la tradición judía. La lepra era la mayor muralla social y, al mismo tiempo, una enfermedad que sólo Dios podía curar ante la petición humilde del “impuro”. Jesús no repara en tocar lo intocable y, en lugar de quedar contaminado, comunica su propia “pureza”. El segregado queda reintegrado. Es un gesto grandioso y revelador. El leproso es invitado a no proclamar su curación, pero en cambio se convierte en testigo de la acción de Jesús y anuncia abiertamente la acción liberadora de que ha sido objeto.

Jesús tiene el poder de integrar en su ministerio a todos y a todo; rompe todos los esquemas de marginación; su práctica pretende abolir las fronteras que dividen a los hombres.
El discipulado no se puede convertir en un grupo cerrado de “elegidos”, sino más bien tiene que saber descubrir todos ambientes de marginación que la sociedad va creando. Su misión será reintegrar a todos para que sean partícipes de la misericordia de Dios, que siempre está dispuesto a ir en busca de la oveja perdida para regresarla al redil.