Meditación diaria Bíblica

Alégrate, llena de gracia

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

Cada persona es lugar de Dios, palabra con la que El se dice. No pases de largo ante nadie. Te pueden desvelar muchas cosas de tu vida. Me acercaré a cada hermano, llamaré a su puerta, y entraré en el misterioso espacio de tu presencia, Señor.

Lc 1,26-38: Alégrate, llena de gracia

Ya en el Antiguo Testamento, por medio del profeta Isaías, Dios había anunciado a Israel que una virgen daría a luz un hijo varón, el Emmanuel, es decir Dios con nosotros.
En el relato del evangelista Lucas esta promesa de Dios a su pueblo comienza a gestarse. Una joven judía de Nazaret espera un hijo por obra del Altísimo. Este pasaje describe un diálogo expresado con mucha dulzura por el autor, que encierra el gran misterio de la encarnación del Hijo de Dios.

El diálogo se da entre Dios, quien habla por medio del ángel Gabriel, y la humanidad, en la voz de María. Por una parte, Dios expone su propósito para pedir el consentimiento de María; no avasalla a su criatura, la coloca a su altura; se refiere a ella como la “Amada y Favorecida”. Ella, ante tan extraordinaria revelación, se mantiene serena, y su reacción muestra su entereza: “¿cómo podré ser madre si no tengo relación con ningún hombre?”
Finalmente, cuando comprende que Dios ha previsto todo, acepta su misión en el plan de Dios con mucha humildad: “que se cumpla en mí tu palabra”. En esta forma Lucas nos revela el gran misterio de la encarnación del Hijo de Dios.