Meditación diaria Bíblica

Desierto: Lugar de encuentro con Dios (Éxodo 19, 1-8)

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

Después de haberle liberado al pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto, Dios conduce al desierto: no hay nada que hacer, no hay nadie más, es el lugar donde el encuentro con Dios es posible. Allí toma al pueblo como testigo y le invita a que reconozca su presencia y su voluntad en el curso de su historia.

Después, Dios revela que está esperando una intimidad aún más profunda, que Él mismo no puede decidir ni realizar, y de la que hace responsable a Israel. Dios no quiere que se le llame solamente por necesidad, o para agradecerle su ayuda, sino que quiere ser elegido. Dios está dispuesto a tener una relación privilegiada con ese pueblo y espera que éste le abra libremente su corazón.

La alianza con Dios no depende de un hecho (conducta, culto, misión…) sino de la escucha de su voz que permite discernir su voluntad. Para ello, hay que comenzar rechazando las demás voces, miedos, sueños o conjeturas, y así, dejar la prioridad a su voz.

Dios no destina a Israel para que llegue a ser un modelo de organización, de moralidad o de cultura, sino a ser el signo visible de su Alianza entre las naciones: estar unidos hasta compartir una única voluntad.

Sin conjeturas ni explicación, Dios se compromete a velar, cuidar, proteger y bendecir de modo particular a Israel entre todos los pueblos y espera hacer de todos los israelitas sacerdotes y santos: los servidores de su comunión con los seres humanos, completamente abiertos y entregados a Dios, capaces de acogerle totalmente y consagrarle toda su existencia.
Aceptada por cada uno, dicha ofrenda funda un acuerdo y cimienta la unidad de Israel en la espera y el proyecto de Dios.

Hace de ese pequeño pueblo el signo visible de este proyecto central la historia humana.

- ¿De qué modo Jesús realiza la espera, el proyecto y la alianza de Dios?
- ¿De qué manera Dios me invita a hacer alianza con Él?
- ¿De qué modo mi comunidad cristiana realiza su vocación a ser pueblo sacerdotal, nación santa?