Meditación diaria Bíblica

Fiesta de XTO REY

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

Sorpréndete del apasionado amor de Jesús al ser humano. ¡Siempre haciendo el bien! ¡Cómo se identifica con los más abandonados! Con sus seguidores que se juegan la vida para que este mundo se convierta en un mundo de hermanos. Con los que soportan las consecuencias de un mundo injusto.

Mt 25,31-46: Se sentará en el trono

Problemática pastoral concreta de la festividad de Cristo Rey
Vamos a comenzar removiendo obstáculos. Hay alguna problemática en torno a los posibles significados de esta fiesta. Veamos algunos:

a) El origen de esta fiesta y su contexto original. Esta fiesta fue establecida en un contexto anterior al Vaticano II, en 1925, por Pío XI, y con un espíritu muy cercano al de cristiandad, cuando el Vaticano expresaba claramente su deseo de que el cristianismo fuera la religión oficial, la religión de los Estados cristianos. Al confesar a Cristo como Rey universal se quería con ello vehicular el deseo de que también la Iglesia fuese testigo y participante ya aquí en la tierra de esa realeza: una realeza de Cristo reconocida redundaba inevitablemente en una Iglesia respetada, favorecida por el Estado, con alto estatus en la sociedad, fuerte y organizada, que aunque no podía ya revestirse de poder político temporal, al menos podía participar de él por una relación estrecha y armoniosa con los poderes sociales. Durante mucho tiempo, el título de "Cristo Rey", el "reinado social del Corazón de Jesús"... incluyeron esos aspectos de autoencumbramiento de la Iglesia, olvidando que la práctica de Jesús de Nazaret fue muy distinta, incluso totalmente contraria.

b) El concepto de Reino-monárquico. El Reino no es hoy día la forma más frecuente de organización sociopolítica. La mayor parte de los países son repúblicas, de diferentes rostros, y los reinos que persisten, ya no lo son -en su mayor parte- en su forma clásica, sino en adaptaciones a la mentalidad actual (por ejemplo las monarquías "parlamentarias") que, al superarla, niegan en el fondo la esencia misma de lo que es un "reino".
Aun siendo conscientes de la limitación inevitable que todo lenguaje teológico tiene por su misma naturaleza analógica, figurada, simbólica, apofática... cada vez más se viene insistiendo en que la palabra "reino" no sería la más adecuada en esta altura de la historia en la que ya no expresa una forma de organización sociopolítica deseable para los humanos. Cada vez se evidencia más la dificultad de hablar de Dios (y de Cristo) como "rey", y de su proyecto escatológico como un "reino". ¿Estamos seguros de que un reino, una monarquía, podría ser una analogía del “Reino de Dios” realizado? ¿O en muchos aspectos la realización del reino de Dios exigiría la superación de mucho de lo que en la sociedad se parezca a una monarquía, a un “reino”? Una comunidad, ¿puede ser comparada con un «reino», con una «monarquía»? ¿Y una familia?
Pablo Suess viene proponiendo la expresión "democracia participativa del RD" para corregir la evocación que el término clásico conlleva. Ya sabemos que no se puede simplemente sustituir una expresión por otra, pero es evidente que es bueno aludir con frecuencia a esa insuficiencia de la expresión clásica, para hacer caer en la cuenta a los oyentes, y para liberar al contenido (el reino mismo, el significado), de las limitaciones del significante (la palabra no completamente adecuada).
Para hablar del Reino puede ser mejor hablar del Proyecto, de la Utopía de Dios... que hacemos nuestra: queremos «construir la Democracia de Dios, cósmica, pluralista e inclusiva, y por eso, amorosa, encarnación vida del Dios de los mil rostros, colores, géneros, culturas, etnias, sentidos...».

c) Connotación de género en la palabra "Reino".
Es útil saber que en el ámbito de la teología feminista angloparlante se rechaza también la expresión (God's Kingdom) a causa de su machismo larvado. En castellano no existe el problema, pero el saber que existe en otras lenguas invita a prevenirlo en su uso consciente.
Los grandes temas de la fiesta de hoy y de la semana
Hay varios grandes temas que podrían servir para orientar la reflexión de la homilía o la reflexión del círculo bíblico o la comunidad cristiana en torno a los textos de este domingo. Habrá que elegir entre ellos. Aquí sólo los apuntamos:

a) El Reino de Dios, como contenido del mensaje de Jesús. Jesús nunca se proclamó Rey: nada más lejos de Él. Lo que Jesús hizo fue ponerse al servicio total del Reino, de forma que éste fue el centro mismo de su predicación y de su vida, la Causa por la que dio la vida. Importa pues hacer honor a esta identidad verdadera de Jesús.
Jesús habló del Reino, fue su servidor y su mensajero, pero sus seguidores se olvidaron del Reino y lo constituyeron a él como el Reino mismo, como el Rey... El mensaje fue sustituido por el mensajero. Es preciso volver a Jesús...
Para hablar concretamente del Reino es bueno reparar en el texto del prefacio de esta fiesta, que da una «descripción» muy plástica de su contenido. Esa idea fue recogida en el conocido estribillo del Salmo 71 del compositor Manzano, que dice: «Tu Reino es Vida, tu Reino es Verdad, tu Reino es Justicia... es Paz... es Gracia... es amor, ¡venga a nosotros tu Reino, Señor». Bien glosada, y debidamente justificada esa perspectiva teológica, puede ser un buen guión para la homilía. Y no debería faltar ese canto en la celebración de hoy.

b) La relación entre cristocentrismo y reinocentrismo. Una cierta interpretación de esta fiesta -muy común por lo demás en el cristianismo en general- propicia un cristocentrismo exagerado, absoluto, que no hace justicia a la verdad de la revelación, al mensaje real de Jesús, a lo que dijo, no a lo que después dijimos que dijo. Importa pues pastoralmente discernir la correcta jerarquía de valores, que hoy más y más da en llamarse "reinocentrismo".

c) El mesianismo de Jesús. La aclamación o la espera de Jesús como Rey se dio en el contexto del mesianismo: se esperaba un liberador. Hoy la postración es tal que ni siquiera se espera nada, pudiendo hacer de la aclamación de Jesús como Rey algo bien alejado de lo que el mesías supuso realmente para los que lo esperaron.
d) La dimensión escatológica: el final de los tiempos, nuestro ineludible caminar en la historia, el "juicio final"... El final del año litúrgico nos hace tematizar en nuestra reflexión el final mismo de la historia, y el final también de nuestras vidas personales.

ORACIÓN:

Te miro, Jesús.
De noche oras y te abres al proyecto del Padre.
De día llevas la ternura a flor de piel,
y la dejas como un regalo en los pobres.
Gracias, Jesús.
Eres presencia alentadora en mi camino.