Meditación diaria Bíblica

Las águilas y el árbol

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

Ezequiel 17, 22-24 : Las águilas y el árbol

Al igual que hoy, en tiempos de los grandes profetas de la Biblia, la situación política era de una complejidad a menudo desconcertante. El pequeño pueblo de Israel, obligado a abrirse camino entre los grandes de este mundo, estaba amenazado por la tentación de aliarse con las potencias mundiales, con la esperanza de defenderse de esta manera haciéndolas jugar unas contra otras. Los profetas, por su parte, hacían hincapié en la confianza en el Señor, único Dueño de la historia. Se comprende sin dificultad que, a los ojos de los «realistas», su actitud no era ni siquiera digna de ser tomada en serio.

Pero, ¿dónde se encuentra el verdadero realismo? Aquí el profeta Ezequiel se subleva contra la intención de los jefes de su pueblo de encontrar la salvación a través del juego de alianzas. Describe a Babilonia y a Egipto como dos grandes águilas que se disputan un cedro, después una viña, que al final se reduce a nada. Para Ezequiel resulta claro que toda tentativa de arreglar la situación aliándose con los poderosos de este mundo está destinada al fracaso.

En medio del desconcierto surge otra esperanza. De manera inesperada, Dios mismo se encargará del asunto. Escogerá un pequeño resto de la nación («el nuevo retoño») y lo traerá a su tierra, donde arraigará. Esta minúscula rama terminará por convertirse e un magnífico árbol, de manera que todas las aves vendrán a anidar en sus ramas. Así se sabrá que Dios tiene las llaves de la historia humana en sus manos y que puede realizar maravillas a partir de casi nada, mientras que la fuerza y la grandeza humanasno son , a menudo, más que apariencias vacías.

Esta alegoría de Ezequiel contiene en pocas palabras toda la lógica divina que irrumpirá con vigor a través de la venida de Cristo. Y Jesús recurrirá a ejemplos similares para explicar la llegada del reino de Dios a través de su persona (véase Marcos 4, 30-32).

¿Conozco algún ejemplo donde Dios reduce a nada los designios de los fuertes de este mundo?

¿Qué significa ser realista? ¿Está justificada la convicción de que Dios se encuentra escondido detrás de los acontecimientos?

¿Qué consecuencias tiene esa convicción en mi conducta?