Meditación diaria Bíblica

La oración que desvela la obra del diablo

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

Hasta ahí, ningún problema, salvo que esta mujer era pitonisa, es decir, poseía por el diablo que le permitía conocer los pensamientos de los demás y predecir el futuro a su manera. ¡Quién hubiera podido creerlo y decirlo al verla! No tenía un exterior particular.

"Un día que íbamos al lugar de la oración, una sierva vino a nuestro encuentro..."(Hch 16,16)

Pero antes de ir más lejos, te llamo la atención sobre el hábito de la oración que tenían estos misioneros. Desde el inicio del capítulo 16, es la cuarta referencia concerniente a la oración. No tendréis nunca miedo al diablo con métodos discutibles o no respecto a vuestras prácticas habituales. Lo que le da miedo, son los hombres y las mujeres decididas en orar.

Aquel día, el diablo va ser desvelado públicamente, su mala obra se va a revelar a los ojos de todos; esta mujer va ser descubierta en sus intenciones culpables. Soñáis con vivir en vuestra asamblea, y os preguntáis por qué eso no sucede más que antes, y en ciertos lugares mucho más y desde hace mucho tiempo.

Poned los péndulos a la hora en vuestra piedad y en vuestra vida de iglesia. El niño pobre de la iglesia es la reunión de oración. Hallaréis siempre a gente voluntaria a hacer cosas importantes, pero secundarias en la iglesia (música, cantos, coral etc.), pero poca para lo esencial: ir al lugar de la oración.

El diablo necesita ser desvelado, sus planes malvados deber ser ponerse en público, hace falta que el discernimiento de los espíritus se manifieste ampliamente en la iglesia de Jesucristo. Para eso, decidid volver al lugar de la oración cada día fielmente. Y para lo demás, dejad que Dios actúe como le parezca bien; sabrá hacer mejor que vosotros, y creedme, los resultados no tardarán jamás si sabéis volver a la oración tanto en público como en privado.

Una decisión para hoy

Señor, quiero ver al diablo a mis pies; quiero ver sus planes desvelados y destruidos. Quiero volver a una vida de oración auténtica, viva, inspirada y motivada por amor a ti y a los demás y a tu obra. En el nombre de Jesús, amén.