Meditación diaria Bíblica

Muchacho, levántate

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

"No llores" (Lc 7,13)

Jesús se compadece de una mujer que llora la muerte de su hijo. Lo hace con inmensa ternura. La palabra de Jesús es compasiva, comunica siempre la vida. Jesús entrega la vida a la mujer que llora. Vete al encuentro al encuentro de la gente que sufre. No esperes a mañana para hacerlo. Dales tu cercanía, tu sencillez. Pon vida en medio de toda muerte.

Lc 7,11-17: Muchacho, yo te lo ordeno, ¡levántate!

Nos encontramos ante un episodio de la vida cotidiana: una mujer viuda (seguramente anciana) que llora porque su hijo ha muerto. Jesús se enfrenta con esta escena y siente compasión, misericordia; es decir, le impacta en sus mismas entrañas el dolor de aquella mujer. Seguramente su hijo era su única esperanza, pues como mujer y viuda no tenía respaldo alguno en la sociedad judía de la época. Jesús toca el ataúd y ordena al difunto que se levante. Así revela su señorío sobre la muerte.

Pero no sólo vence la muerte física, sino también la muerte cultural y religiosa del pueblo. Por eso el muchacho se “incorpora” y se pone a “hablar”. Jesús devuelve la vida, la palabra, la dignidad humana al muchacho, a la mujer viuda, al pueblo que lo reconoce como un profeta de Dios. Hoy también nos topamos con las multitudes que arrastran el ataúd de su propia muerte, causada por la pérdida del sentido de la vida, de la dignidad mancillada por muchas formas de deshumanización, por la injusticia camuflada en sociedades aparentemente democráticas… Ojalá podamos sentir, como Jesús, dolor en las entrañas ante estos episodios cotidianos, y aportar nuestro “toque” para devolver la esperanza de la vida a esas pequeñas “multitudes”.

ORACIÓN:

 

Junto a ti, Jesús, se respira la vida.
Junto a ti, Jesús, no hay lugar para el llanto.
Junto a ti, Jesús, encontramos a los hermanos.