Meditación diaria Bíblica

Tuve miedo...

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

“Tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra” (Mt 25,25)

¡Qué malos de digerir son los límites! Da tanta vergüenza verse pobre, que uno tiende a esconder las pobrezas. Pero Dios hace maravillas en el pobre. Recuerda a aquella mujer que entregó lo poquito que tenía y que fue presencia alentadora para Jesús porque en aquel pequeño gesto había mucho amor. Recuerda a María que, lejos de esconder su pequeñez, la abrió de par en par ante Dios para que la besara, y de su pequeñez le nació una hermosísima canción.

Mateo narra las parábolas del tesoro y la perla de gran valor. El énfasis no está tanto en el valor costosísimo del tesoro o la perla, sino en la actitud de quien los compra. Es incomparable el valor del reino. Ningún bien, ninguna riqueza puede equiparársele. Todo queda relativizado ante la grandeza del reino de Dios. Probablemente nosotros no alcancemos a comprender lo que significa el reino, puesto que en nuestro medio este sistema de gobierno ya no existe tal y como existía en los tiempos de Jesús. En pocas palabras, el reino de Dios tiene que ver con el señorío; la soberanía de Dios sobre la humanidad. Una soberanía que no se edifica sobre el poder de dominio, la acumulación de riquezas o la fuerza de las armas. El reino de Dios es abundancia de vida, de amor, de paz y de justicia. Así lo han entendido los mártires y santos de todas las épocas. Así lo entendió santa Rosa de Lima, quien fue capaz de renunciar a todos los bienes con tal de adquirir la riqueza incomparable del reino. Así debemos entenderlo y vivirlo nosotros. Abramos nuestro corazón a la soberanía de Dios.

ORACIÓN:

Te doy toda mi pobreza.
Tú, haz lo que quieras.
Yo cantaré con mis hermanos tu amor.