Meditación diaria Bíblica

Fortalécete y ten valor

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

'Fortalécete y ten valor, pues eres tú quien pondrá a este pueblo en posesión del país que he jurado darles a sus padres ' ( Josué 1,6)

Nunca es fácil suceder a grandes campeones que han marcado su época. Hay siempre en cada época de la historia, personas que se salen de lo ordinario y hacen hazañas con Dios. Nuestro desafío es de impulsar el navío más lejos, no perdiendo de vista la meta final que hay que alcanzar.

Después de la muerte de su mentor Moisés, Josué dudaba de su capacidad en asumir tal responsabilidad. Si Dios le dijo por tres veces: 'Fortalécete y ten valor', significa seguramente que Josué se sentía débil y desalentado. Si Dios le dijo: 'No tengas miedo y no te espantes', significa seguramente que estaba asustado y aterrorizado.

¿Te ha sucedido asustarte con la idea de hacer algo que Dios ha puesto en tu corazón, sobre todo cuando comparas a las personas que parecen que han alcanzado alturas con Dios? Las cuatro etapas siguientes te ayudará a triunfar a donde pienses llegar:

1. Sal del complejo que consiste en verte demasiado pequeño para cumplir las grandes hazañas con Dios (Números 13,32-33). Ver pequeño no es un signo de humildad, sino de incredulidad. Rechaza intimidarte por el tamaño del desafío que tienes que afrontar. No es tu combate, sino el de Dios. Tu parte es simplemente la fe y la obediencia.

2. Mira los triunfos que tienes, y no los que no posees. Sobre todo, no te compares con los demás, porque eres único. Sabes que Dios conoce tus incapacidades antes de llamarte, y sin embargo, te ha llamado.

3. Reconoce que está contigo como ha estado con tu predecesores (Josué 1,5). Eso no significa que vaya a actuar contigo de la misma manera que con los demás, pues los caminos del Señor son insondable. No confundas su presencia y su hazaña.

4. Apóyate en su poder que obra en ti, y no en tus propias competencias ( 1 Tesalonicenses 5,24).

El reino de Dios no ha invadido todavía el mundo. Eso significa que la meta de Dios no se ha logrado todavía. Entonces, ¿por qué te dejas impresionar, si el mismo Dios no lo está?

Una oración para hoy

Padre, reconozco que no puedo nada por mí mismo. Te ruego que me prepares para la misión a la que me llamas. Que tu capacidad en mi marque la diferencia. En el nombre de Jesús, amén.