Meditación diaria Bíblica

Saber callarse

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

'Me quedo mudo, no abro la boca, pues eres tú quien actúa' (Salmo 39,10)

En este salmo 39, descubrimos a un David desgraciado y consciente de su fragilidad y de su debilidad humanas.

Sin embargo, no cede a la tentación de defenderse a sí mismo y polemizar con sus enemigos. Dice: 'Vigilaré mis sendas por miedo a pecar con mi lengua; pondré un freno a mi boca mientras el malvado está ante mí.' (versículo 2). Conoce el peligro de las discusiones estériles que engendran querellas (2 Timoteo 2,23). Prefiere remitirse a Dios que sabrá arreglar el problema mucho mejor que él.

Si te hacen daño, si hay contra ti ideas mentirosas, debes restablecer la verdad apenas tengas ocasión. Pero como David, no busques justificarte a cualquier precio, y como él, pon tu casa en manos de Dios. Me sucedió, en el transcurso de mi ministerio, tener que sufrir dolorosas injusticias. Siempre he orado el salmo 37, y Dios me ha justificado siempre a su tiempo. Confío en él y siempre actúa. Hará parecer tu justicia como la luz, y tu derecho como el sol de mediodía. Guarda silencio ante Dios, y espera en él…' (Salmo 37,5-7)

Es verdad que aceptar callarse en tales circunstancias no es ni fácil ni agradable, y David lo expresa en estos términos: 'Me quedé mundo, en silencio... Mi corazón ardía dentro de mí, un fuego interior me consumía' (Salmo 39,3-4)

Pero el resultado vale la pena. Si aprendes a callarte cuando es necesario, descubrirás, como lo hizo David, que Dios es el Dios de las liberaciones y serás un animador para los demás: 'Puse en Dios mi esperanza; se inclinó hacia mí y ha escuchado mis súplicas. Me apartó de la fosa de la destrucción, del cenagal; puso mis pies sobre roca y afianzó mis pasos. Puso en mi boca un cántico nuevo, una alabanza a nuestro Dios.

Oración para hoy

Padre celeste, quiero aprender a callarme y a dejarte actuar. Pongo mis problemas en tus manos pues sé que sabrás defenderme mejor que yo. Pongo en ti toda mi confianza. En el nombre de Jesús, amén.