Meditación diaria Bíblica

Clave para orar bien

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

“Vosotros rezad así: Padre nuestro” (Mt 6,9)

¡Cuánto y qué bien habla Jesús de Dios! Cuando ora lo enseña, cuando actúa lo muestra, cuando perdona y levanta a los que están caídos lo hace presente en medio de la humanidad. Di hoy muchas veces: Padre nuestro. Dilo despacio, como quien respira y saborea cada letra. La confianza y la alegría se abrirán paso en tu corazón.

Mt 6,7-15: Cuando recéis no seáis charlatanes

Orar ha sido siempre una dinámica muy propia entre el creyente y Dios. Pero ¿cómo orar? ¿Será necesario hacer grandes y profundos preámbulos? ¿Es acaso importante repetir oraciones dichas por otros? ¿Cuál es la mejor forma para comunicarse con Dios? Estas y otras preguntas rondaban entre los discípulos de Jesús, quienes provenían de un contexto donde la oración era una especialidad, pero se dejaba de lado la comunicación real que se da entre el creyente que se confía en Dios, y Dios mismo, quien, a su vez, responde.

Jesús deja en claro que para orar no son necesarias muchas palabras y fórmulas, pues la clave de la oración a Dios consiste en reconocerle como Padre y dirigirse a él en consecuencia. Esto es revolucionario, porque implica que el creyente se sienta identificado como hijo, y reconozca, por tanto, en su propia existencia la importancia de Dios como aquél que lo engendró y le dio la vida. La oración viene a ser así un diálogo entre un padre y un hijo, en el cual, más que primar duras imposiciones, prima el amor que los une. Dirijámonos a nuestro Padre Dios con lo que somos, sin guardarnos nada, confiándole tanto nuestras grandes o pequeñas dificultades como nuestros más sinceros y honestos sueños, ya que él siempre está atento a nuestra plegaria.

ORACIÓN:

 

Padre nuestro.
Padre nuestro.
Padre nuestro.
Amén. Gracias.