Meditación diaria Bíblica

Lo que Dios...¡Divorcio!...

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

“Serán los dos una sola carne” (Mc 10,8)

Así es el milagro del amor; no conduce al dominio sino a la comunión. Ninguna ley humana puede destruir esta igualdad de hombre y mujer querida por Dios. Da tu apoyo a las iniciativas que potencien la igualdad en dignidad de hombre y mujer, la complementariedad de sus dones para un mundo mejor.

Mc 10,1-12: Lo que Dios ha unido no lo separe el hombre


1) DIVORCIO:

 

Se desató la polémica por el tema del divorcio propuesto por los fariseos, y Jesús da actualidad al mandato inquebrantable del amor de pareja: «lo que Dios ha unido no lo separe el hombre».
Hoy en día es común que muchas parejas busquen el matrimonio no por la vivencia sacramental del Dios que bendice y santifica el amor de la pareja, sino como uno de tantos eventos sociales cuyos protocolos se han convertido en exigencias. Por cierto, todavía numerosas parejas buscan en el matrimonio perdurar unidas en el amor hasta que la muerte los separe, pero numerosas otras usan el matrimonio como instrumento para lograr una visa, una herencia, un estatus social, o, simplemente, para no estar solos.

2) CRISIS DE LAS PAREJAS:

 

Factor importante en las crisis de parejas, tanto de las unidas en matrimonio como de las marginadas de él, es el miedo a que el amor se extinga y lleve a cada cual a tomar su propio camino. Jesús es enfático en la exigencia que nos lanza a sus seguidores: buscar en nuestras relaciones de pareja lo realmente esencial y trascendente: la vivencia del amor de dos personas unidas en el sacramento del matrimonio, unión que, pese a las dificultades, sigue recreándose a pesar del transcurso del tiempo en la vivencia renovada de la donación del uno al otro. Que el Señor guíe a nuestros matrimonios y los mantenga unidos en el amor que se hace sacramento de modo tan esencial en esa fusión que permite a un hombre y una mujer «no ser ya dos, sino uno solo».

ORACIÓN:

 

Mirar juntos la vida, vivirla juntos.
Darse más que dar, día tras día.
Abrazos entrañables, abiertos a la vida.
Gracias, Señor, por tu amor.
Gracias, por cada mujer y cada hombre unidos en el corazón.