Meditación diaria Bíblica

¿Escuchas cuando Dios te habla?

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

"Cuando escuches un ruido de pasos en las cimas de las moreras, entonces date prisa pues es Dios que anda ante ti para batir al ejército de los filisteo." 2 Samuel 5,24

Si David hubiera tenido la actitud de algunos creyentes que exigen que Dios les hable siempre de tal o cual manera, nunca hubiera derrotado a los filisteos. David no tenía un acercamiento místico de Dios, ni palabras que pudiera dirigirle. NO exigió una palabra interior fuerte, ni querido tal o cual esquema profético, ni tal o cual organización. Se dejó sorprender por Dios.

¿Y tú? ¿Qué esperas del Señor ¿Cómo quieres, iba a escribirlo, a exigirme que te hable? En el culto, un domingo por la mañana, mediante profecía y si es posible entre 10h32 et 10h36 y por tal persona. Bien Ok. Está bien, pero es sobre todo un poco pueril e infantil.

El Señor está completamente listo para responderte, pero ¿estás seguro de que quieres escucharlo como él quiere y cuándo quiere?

Dios habla, no lo dudes. Lo hace a veces tan directamente que es imposible dudar que es él quien te habla (por la lectura de su Palabra, la predicación, la profecía, tu conciencia). Pero lo hace también indirectamente en cualquier circunstancia, la oración de otro, un acontecimiento inesperado, una canción en la radio, un eslogan en un cartel en la calle, o de otra forma.

Dios habla y tu cima de las moreras es también sin duda sorprendente y extraño que la de David; sin embargo, lo importante no s el medio que Dios emplea, sino lo que dice.

Condúcete como David, no discutas con el Señor sobre los medios que elige y déjate impactar por su palabra.
Si sólo atiendes a un "rema", un texto que sale de la Biblia y viene a plantarse en tu corazón, y siempre que necesites una respuesta o una dirección, aguarda largo tiempo. Déjale hacer y déjate sorprender.

Una oración para hoy

Señor, no sé cuáles van a ser para mí las cimas de las moreras, pero espero con impaciencia ver qué medio vas a emplear para hablarme y quedo abierto, pues nada es extraño de tu parte. En el nombre de Jesús, amén. Amen.