Meditación diaria Bíblica

Jesús en persona y tu Emaús

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

'Día 6 de abril. DOMINGO III DE PASCUA

“Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos” (Lc 24,15)

Dos discípulos van de camino. Van del desencanto a la frustración. Cuando menos lo esperan, Jesús se hace presente. Una brasa comienza a arder en su corazón. Deja entrar en tu vida a Jesús. Mientras puedas no estés sin tan buen amigo.

1) ¿CUÁL ES TU CAMINO Y LO IMPORTANTE?

Tu camino de encuentro con Jesús puede ser un proceso largo, como el de los discípulos de Emaús. Lo importante es que descubras que te pase lo que te pase, Jesús no te abandona. Incluso cuando crees que vas para atrás, Él te acompaña.
Descubre en este evangelio una eucaristía. El perdón, la escucha de la Palabra, el pan partido y repartido, el anuncio a la comunidad son los pasos que hay que dar para ver lo esencial con el corazón: que Jesús ha resucitado y que en Él está el fundamento de nuestra existencia.

2) UNA AYUDA PARA QUE ORES EN TU CORAZÓN

Comienza tu oración reconociendo tus desalientos, el sin sentido que a veces te atenaza, el vacío, la falta de vida. Ponte en verdad. Es fundamental para todo encuentro con el Señor. Pero dile:
Aunque camine por cañadas oscuras nada temo porque Tú vas conmigo. Tú siempre caminas a mi lado. Estás en mis preguntas, en mis noches.

3) Acoge la pregunta que te hace Jesús: ¿De qué hablas por el camino? ¿Qué es lo que llevas en el corazón? ¿Cómo es tu vida? Háblale de todo con confianza. Jesús no es un curioso, es un amigo que quiere que vivas de verdad. Abre el oído y deja entrar en tu corazón la Palabra. Jesús la explica para ti.
Gracias, Jesús, por explicarme la Palabra. Gracias, Jesús, por compartirme los proyectos del Padre. Gracias, Jesús, por llenarme de gracia y de verdad. Gracias, Jesús, por tu palabra que hace arder mi corazón.
Dile a Jesús que se quede contigo, que te han entrado ganas de caminar a su lado. Siéntate a la mesa con Él.

Ante mi sorpresa, Tú partes el pan y me lo das. Te reconozco: ¡Eres el Señor! ¡Eres mi camino, mi verdad y mi vida! Quédate siempre, conmigo.
Vuelve a Jerusalén, vuelve al gozo, vuelve al sentido de la vida, vuelve a la plenitud. Vuelve a la comunidad a contar lo que has visto.
Las puertas del gozo se me han abierto. Mi corazón quiere cantar tu presencia. Quiero ser misionero/a de tu presencia viva entre nosotros.

ORACIÓN

Ayúdame, Señor, a descubrirte. Da luz a mis ojos. Pon en mi corazón una historia de salvación para contársela a mis hermanos. En el nombre de Jesús, amén