Meditación diaria Bíblica

No desprecies a los demás

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

"Como el arca de Dios entraba en la ciudad de David, Mical, hija de Saúl, miraba por la ventana, y al ver al rey David bailar y danzar ante Dios, lo despreció en su corazón" 2 Samuel 6,16

Es un sentimiento terrible el menosprecio; por desgracia no es un género raro aquí abajo. No es un nunca un sentimiento noble. No hace falta ser valiente para despreciar al otro. Habrás observado en este texto tan importante sobre el tema, que el menosprecio sale del corazón, lo que lo hace temible.

Generalmente la gente que menosprecia a los demás lo hacen para existir; al aplastar al otro, tienen en sentimiento de esta por encima de él, lo que es totalmente falso. Cuanto más grave, el menosprecio se convierte en una segunda naturaleza. Estoy seguro que Mical menospreciara a David si ni siquiera darse cuenta, ni por cálculo, ni por elección de herir, ni por efecto de circunstancia; peor que todo, el menosprecio se había instalado ya en su corazón desde hacía largo tiempo.

No desprecies a nadie al azar; hay siempre razones profundas. Aquí, Mical sabe lo que debe a David; no habría debido estar allí, pues David estaba por ella. Es muy frecuente que la gente a quien haces bien, termina por despreciarte en su corazón, como si el sentimiento de deberte algo los molestara hasta el punto de hacerles volverse al desprecio.

Mical menosprecia a un hombre que es la admiración de todo el pueblo. Se desprecia siempre lo que nos hace sombra. Desprecia a aun adorador. Si buscas agradar a Dios, no te dejes llevar por el menosprecio.

Este sentimiento es difícil de discernir. En el fondo, se puede despreciar alguien por razones subjetivas. ¿Lo has hecho? Deja ese fardo. Puedes decidir apartarte del menosprecio.

Cuando se ve el final de la historia de Mical, se descubre la consecuencia espiritual directa de su menosprecio: "Mical, la hija de Saúl no tuvo hijos hasta el día de su muerte, la esterilidad. Muchas vidas no dan fruto por causa de ese sentimiento, que acampa a sus anchas en su corazón.

A pesar del talento, las competencias innegables, del potencia destacado, uno se pregunta por qué esta persona no tiene éxito en su trabajo. La respuesta queda oculta, en el interior del corazón. Se llama menosprecio.

Una oración para hoy

Señor, en nombre de Jesús, vengo a humillarme ante ti por mi gran propensión a despreciar al prójimo de pensamiento, palabra y acción. Quiero librarme de este sentimiento estéril y que nunca entre en mí. Gracias por tu ayuda.