Meditación diaria Bíblica

¿Llantos o expectativa de victoria?

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

"Pero no quisisteis subir y fuisteis rebelde a la orden de Dios. Murmurasteis en las tiendas, y dijisteis : […] Nuestros hermanos nos han hecho perder el valor :Es un pueblo más grande y de más talla que nosotros ; son ciudades grandes y fortificadas hasta el cielo ;hemos visto incluso niños de." Deuteronomio 1,26-28

En muchos puntos de vista, la historia no ha sido tierna con George McClellan. Fue promovido al puesto de comandante de los ejércitos del Norte, en los inicios de la guerra de Secesión, pero parecía no ganar victorias. Por ejemplo, después de la Campaña de la Península, el 27 de junio de 1862, telegrafió a Stanton, el secretario de los ejércitos, que no podía ser insultado por los resultados: " He perdido esta batalla porque mi fuerza armada era muy débil." Echó la culpa al gobierno que “no había sostenido este ejército". Según él, la única esperanza residía en la aportación de nuevas tropas.

Mais McClellan no había tomado conciencia del hecho que, en realidad, sus fuerzas superan a las de sus adversarios. Mientras se quejaba, los jefes de los ejércitos del Sur había comprendido que necesitaban astucias con recursos de los que disponían.

Demasiados cristiano son como McClellan : no conocen la victoria porque se ocupan demasiado en quejarse. Son también como los hijos de Israel justo antes de entrar en la tierra prometida. Dios los había librado milagrosamente de Egipto y venció al ejército egipcio; había demostrado que nada le era imposible y les prometió que los llevaría al país; y sin embargo, continuaban quejándose y esperaban la derrota.

Hoy, recuerda que Dios te ha dado todo lo que necesitas para la victoria. Su Palabra, su Espíritu, su poder y sus promesas. No andes con quejas, sino comienza a darle gracias. Ve adelante con la fe y declara la victoria.


Una oración para hoy

Padre, perdona mis quejas. Creo que puedes hacerlo todo. Declaro mi fe en ti. Muéstrame cómo emplear los recursos que me has dado para llegar a la victoria. En el nombre de Jesús, amén.