Meditación diaria Bíblica

Donde eres más vulnerable

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

"Por eso, toma las armas de Dios para resistir en los días malos, y mantenerte firme tras haber superado todo." Efesios 6,13

Generalmente, piensas que todas las armas de Dios te servirán justamente para superar todo. Y no te equivocas. Sin embargo, el momento descrito como crítico para ti por el mismo Espíritu Santo, es precisamente después de haber “superado todo".

Alguien decía que es a veces difícil bajar una montaña que llegar a la cima. ¿Cuántas historias dramáticas en el Himalaya y en otras montañas han tenido por marco la bajada?

Has pasado por momentos difíciles, y has vivido la prueba con valentía; has sabido hacer frente a ti mismo y a los demás ; has sido ejemplar a todo punto de vista. Era sólido como una roca, tu fe atacada por todas partes se ha mantenido bien. Ahora se ha terminado, y te sientes bien. Pero atención, el peligro más grande está ahí justamente y ahora.

Después de la tensión del combate, la relajación te acecha; después del fuego de la prueba, la vuelta a la calma pasa por esta fase de alto riesgo: "mantenerte bien después de haberte superado”. Has subido una montaña, el Señor te conduce a la roca que sin él no hubieras podido lograrlo;¿cómo vas a gestionar la bajada ahora la vuelta a la calma?

Necesitas comprender que muchos "héroes de la fe", después de haber superado, han caído por no haber sabido mantenerte bien; te cito algunos: Sansón, tomado en la trampa por las caricias de Delila; David que, en lugar de estar en el combate, miraba a su vecina con malos deseos; y después la historia de este profeta anónimo reportado en 1 Reyes 13,14 que, satisfecho de su trabajo, por otra parte destacado, va a debilitar tras haber superado todo y sentarse bajo un árbol. Legítimo dirán algunos. Culpable, en realidad, de haberse relajado en el día del combate.

Estas líneas no son para asustarte, para mantenerte en vela. Hay así momentos en la existencia en los que eres frágil, vulnerable, más accesible a la relajación. Reconoce esta verdad, identifica esos días , y haz prueba de circunstancia y seriedad con la ayuda de Dios.

Una confesión para hoy


Señor Dios mío, vengo hoy a ti, bendiciendo tu gracia y tu bondad, para que comprenda mi vulnerabilidad y redoble la prudencia de mi fe. Sé que no me abandonarás en mi miseria natural. Y por eso te bendigo de todo corazón, en el nombre de Jesús, amén.