El Pan de tu Palabra
Lc 6,12-19

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Jesús ha cumplido su primera manifestación, ha tenido su primer encuentro con el pueblo y la autoridades religiosas del país; ahora ha necesitado de una larga noche de reflexión, de iglesia y de contacto con el Padre.
La obra que ha hecho está destinada a sobrevivir en el tiempo, por esto él debe elegir de los hombres que participan de su causa y la llevan ante los siglos. Según el evangelio de Lucas, la Iglesia y su organización esencial provienen directamente de Cristo.
Jesús sale al monte para hallar en el encuentro con el Padre la claridad necesaria para elegir los doce apóstoles. El número doce reclama el de los patriarcas del Antiguo Testamento. Se delinea así el nacimiento del nuevo pueblo de Dios.
La oración está en el origen de cada elección y acción apostólica de Jesús y de la Iglesia. El día de la Iglesia nade de la noche que Jesús pasa en comunión con el Padre Lo que no quiere absolutamente decir que las elecciones que el Padre y el Hijo hacen, llamando a los doce y a otros después de largos siglos, serán los mejores según la lógica humana. La estructura de la Iglesia, desde el inicio, es estar siempre abierta a la traición y el rechazo del Señor. Pedro y Judas son las figuras emblemáticas. Y todo esto no algo imprevisto, sino que es una realidad que forma parte del proyecto de salvación.
El motivo que lanza la gente a Jesús es la necesidad de escuchar la palabra de Dios y se curada. Como la palabra de la serpiente llevó el mal y la muerte (cfr Gen 3), así la palabra de Dios cura del mal y da la vida. Hay de hecho una estrecha conexión entre la escucha de la palabra de Dios y la curación, como entre la desobediencia a la palabra de Dios y la muerte (cfr Dt 11,26-32). "El pecado ha entrado en el mundo y con el pecado la muerte" (Rm 5,12) porque el hombre ha escuchado a la serpiente. El hombre deviene lo que escucha. Si escucha a Dios deviene hijo de Dios, si escucha al demonio deviene hijo del diablo.
Como la gente de entonces, también nosotros podemos tocar y experimentar el poder de Jesús si escuchamos su palabra. La palabra de Dios “es poder de Dios para la salvación de quien cree" (Rm 1,16). De hecho “le ha agradado a Dios salvar a los creyentes con la predicación" (1Cor 1,21).