El Pan de tu Palabra
Mt 13,54-58.

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

La narración de la llegada y de la enseñanza de Jesús en Nazaret va seguido de cinco preguntas incrédulas de los nazarenos. Preguntan de dónde viene Jesús.
La gente queda extrañada por la enseñanza de Jesús. Esta reacción no es todavía hostil, pero indica ya la incomprensión en sus miradas. Quizá los habitantes de Nazaret han venido a la sinagoga más que para estudiar a su ciudadano que para escucharlo con fe su palabra.
Así como la sabiduría se aprende en la escuela o por los escribas, pero a ellos no les resulta que Jesús haya frecuentado ni éstos ni aquellos, la consecuencia se trata en seguida: no puede tener algún derecho de arrogarse la autoridad que le es reconocida por su propia palabra y por sus gestos poderosos
Los nombre de os cuatro hermanos de Jesús se conservan por la tradición porque tienen un papel en la propia Iglesia de Jerusalén, sobre todo Santiago, conocido como el hermano del Señor".
La tradición evangélica, referida también por Mateo, conoce el nombre de la madre de Santiago y de su hermano José:: María (Mt 27,56). Si esta Maria, mujer de Cleofás,, es hermana de María, madre de Jesús, entonces los primeros “hermanos” son en realidad sus cuñados (cfr Jn 19,25). Lo mismo se puede peensar razonablemente también de los otros dos hermanos y de las hermanas".
El escándalo o crisis del rechazo de Jesús se deriva de los enfrentamiento de los judíos con Jesús puesto que se habían hecho de él una imagen triunfalista del enviado de Dios. Jesús hace llamada a otra imagen, la de un profeta contestado, rechazado y perseguido por aquellos a los que ha sido enviado. El proverbio popular del v. 57, citado por Jesús, es un anuncio de su destino que se coloca en la historia de los enviados de Dios rechazados u hostigados por el pueblo (cfr Mt 5,11-12; 21,34-35; 23,29-32).
La conclusión dice expresamente que Jesús no hizo muchos milagros en su patria a causa de la incredulidad de sus habitantes. El milagro va ligado a la apertura y a la confianza del hombre. Sólo quien ha cumplido la condición fundamental de oír voluntarioso y abierto, se une a todo el resto.
Jesús no hace milagros para darse publicidad y ganarse a una muchedumbre de secuaces, sino para confirmar la experiencia de la fe. Sólo en el interior de esta lógica es comprensible su actividad terapéutica.
La razón del escándalo, de este impedimento a creer “razonablemente” en Jesús se da por la condición misma de Jesús: por hacerse hombre y haber elegido una existencia humilde y pobre.