El Pan de tu Palabra
Mt 13,47-53

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

El deber de la Iglesia es la misión, representada mediante la pesca, confiada a la responsabilidad de los discípulos (cfr Mt 4,19),pero el encargo del cerco, imagen de la separación de los malvados y de los buenos, se confía a los ángeles (cfr Mt 13,41). Contra toda tendencia integrista, que sueña una comunidad creyente de separados y puros, Jesús anuncia que el tiempo presente es el ámbito de la tolerancia y de la paciencia sin tendencia indiscriminatoria. La obligación de la Iglesia es la misión, no el juicio..
Jesús termina su discurso con una pregunta: : "¿ habéis entendido estas cosas?". La respuesta es “sí”.. Y somos hoy nosotros los que debemos responder positivamente.
Jesús ilustra el sentido del empeño que la comprensión de las parábolas requiere, a través de una última parábola: la de cada escriba que se hace discípulo del reino de los cielos. Llegar a ser discípulo implica la misión de enseñar a los demás. El escriba es el especialista de las Escrituras; se descubre en Jesús el tesoro escondido (Mt 13,44), renueva todas sus concepciones religiosas y sabe utilizar egregiamente toda la riqueza del Antiguo Testamento incrementada y perfeccionada por el Nuevo.
Los discípulos son los que han comprendido el mensaje escondido en los discursos de Jesús. Comprender no significa sólo entender sino aceptar, actuar en la propia vida. Si eso es verdadero, los discípulos han llegado a ser los verdaderos “hijos del reino”(v. 38) nunca en posesión del tesoro y de la perla preciosa. Por todos estos motivos son los nuevos escribas, los maestros en el reino de los cielos..
La respuesta de los discípulos es importante no sólo para su salvación personal, sino también para su futura misión en la Iglesia. Deberán enseñar lo que han oído. Y podrán hacerlo con la misma autoridad que Jesús, sólo si lo han entendido y hayan creído y vivido lo que creen
El cristiano queda por toda la vida un discípulo, un escolar. El examen debe venir. En la imagen del dueño de casa se nos dirige particularmente a los que son activos en la predicación y en la catequesis. Deben distribuir el nuevo y el antiguo. El encargo cuesta fatiga y no puede tomarse a la ligera..
Mateo anima a retomar incluso los escritos del Antiguo Testamento, en gran parte olvidados en la predicación. En ellos se encuentran muchas cosas importantes que hay que recordar, que nos ayudan y nos escrutan.
El solo recuerdo no basta: a él se une una exégesis guiada por el Espíritu, como hace Mateo en su evangelio.
En conclusión, todas la s palabras nos hablan del reino de los cielos, todas revelan un aspecto y expresan en primer lugar la realidad de Jesús, evento central de la historia, que signa el definitivo punto de encuentro entre el cielo y la tierra..
La palabra de Dios, que es Jesús, se siembra en la tierra del mundo para hacerla germinar y crecer al pueblo de Dios. El discernimiento último entre buenos y malos ya se ha operado en este mundo por la adhesión o rechazo en los encuentros con Cristo.