El Pan de tu Palabra
Mt 12,14-21. Mirad a mi siervo, mi predilecto

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Los fariseos planearon el modo de acabar con Jesús. Pero Jesús se enteró, se marchó de allí, y muchos le siguieron. Él los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran. Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías: «Mirad a mi siervo, mi elegido, mi amado, mi predilecto. Sobre é1 he puesto mi espíritu para que anuncie el derecho a las naciones. No porfiará, no gritará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pabilo vacilante no lo apagará, hasta implantar el derecho; en su nombre esperarán las naciones».

Ex 12, 37-42; Sal 135, 1.23-24.10-15 • Mateo 12,14-21

COMENTARIO


Los fariseos no querían aceptarlo como Hijo de Dios. Le tomaron envidia porque se llevaba a le gente de calle. Creían que era una mecha vacilante, sin fuerza y sin atracción. ¡Todo lo contrario! El mismo se lo dice con palabras claras y trascendentales: acude a Isaías para rebatirles en sus flojos argumentos. Acude nada menos que a Isaías, tan amado por ellos, para hacerles ver que él ya hablaba de Jesús.


Le da señales claras de su personalidad. No es una pabilo que se esté apagando, sino una hoguera capaz de prender fuego al mundo entero.


No lo entienden. Una pena. Porque, amigo/a, no se trata de comprender a Jesús sino de amarlo y seguir viviendo sus mandamientos. Aquí radica la verdadera curación de tu persona. ¿Cuándo te vas a dar cuenta?...