El Pan de tu Palabra
Mt 11, 28-30. Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Exclamó Jesús: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Ex 3, 13-20; Sal 104, 1.5.8-9,24-27 • Mateo 11, 28-30

Comentario:

Muchos creyentes de pacotilla ven que todo les sale mal. No aceptan que si Dios es bondad, lo pasen tan mal.

¿De quién depende  sentirse mal? ¿No será por causa de ti mismo? Todo lo ves con ojos humanos. Y ten en cuenta que sino aceptas los ojos de Dios en tu vida, todo  puede que te salga mal. ¿Porqué le echas la culpa a Dios? Es una solución fácil para culpar a alguien de lo que no sabes hacer.

No eres manso y humilde de corazón. Al contrario: el orgullo reverdece en ti como una hierba silvestre que, apenas sale sol, se seca.

Carga con las pruebas diarias que te vengan y acéptalas como una forma de purificarte. ¿Tan perfecto te consideras que no aguantas la menor debilidad en tu ser?

Carga con tus dificultades. Y si quieres que adquieran una dimensión divina, ofrécelas por  el bien de quienes lo pasan peor que  tú. El dolor no te está lejos de ti. Aunque los medios de comunicación  te den una visión de cuerpos perfectos y jóvenes.